Nuevamente
estamos ante otra película interesante y con actores de cierto renombre (el
héroe de Perdidos Matthew Fox muy
bien secundado por el gran Tommy Lee Jones) y un director de prestigio, Peter
Webber, que brilló con la joven de la perla aunque quizá decepcionó demasiado
con Hannibal, el origen del mal, y
que se ha estrenado (como no) de tapadillo en nuestro país y con “sólo” dos
años de retraso.
Emperador
narra con detalle cómo, tras finalizar la II Guerra Mundial con la detonación
de la bomba atómica y ocupar Estados Unidos la derrotada Japón, los militares
deben decidir si considerar al emperador Hirohito(elevado a la categoría de
dios por sus súbditos) culpable del ataque a Pearl Harbor y, por lo tanto,
juzgarlo como criminal de guerra. MacArthur designará al joven general Bonner
Fellers para que investigue el origen del ataque debido a sus grandes
conocimientos de la cultura japonesa. Mientras Fellers realiza su cometido
aprovechará para tratar de averiguar lo sucedido con Aya Shimada, una japonesa
de la que estuvo enamorado hasta que la guerra los separó.
Retrato
histórico con subtrama romántica que analiza un proceso de reconstrucción y
permite ver por una vez a los vencidos de una de las guerras más crueles de la
historia. Webber sabe combinar bien ambos relatos y ofrecernos un paisaje desolado
y lleno de dolor sin cebarse en la agonía, permitiendo que el honor del país del
sol naciente permanezca indemne pese a los terribles actos de crueldad que
cometieron.
Y
es que, ¿acaso todos los actos que rodean una guerra no son crueles por definición?
Fox,
por su parte, algo desaparecido desde la finalización de la serie, demuestra
que puede mantener el tipo en un papel protagonista en un film que invita a la
reflexión y a la hermandad entre países.
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