Setup es una película mala, muy mala.
Es
tan mala que si hubiese pagado por verla me habrían tenido que devolver el
dinero más una indemnización por daños y perjuicios.
Es
tan mala que su mejor diálogo cabe en un mensaje de twiter y sobran caracteres.
Es
tan mala que no sé ni porqué me molesto en escribir esto.
Un
buen resumen sería: “Bruce Willis, tú
antes molabas, tío”.
Y
no es culpa suya. Él apenas presta su jeta y su nombre para el cartel y se
pasea por la peli lo justo para cobrar el cheque, pero es que lo poco que sale
es tan forzado, tan poco trabajado, que si hubiese rodado desde el sillón de su
casa no habría sido muy diferente.
Tres
amigos planean un atraco, pero uno de ellos los traiciona, otro muere y el
tercero decide cobrarse la justicia por su cuenta. Película tópica y previsible
para única gloria de ese rapero con pretensiones de actor que es 50 cent y que
debe tener amigos muy influyentes para conseguir papeles protagonistas, aunque
sea en engendros como estos en los que, si tiene un mínimo de talento, no lo
demuestra.
El
ritmo infringido por el director es espantoso, así como las secuencias de
acción y las persecuciones. Los diálogos son absurdos y las situaciones
ridículas. Nada, absolutamente nada, se sostiene en este despropósito fílmico
que se ha estrenado (poco y mal, afortunadamente) con varios años de retraso. A
veces las productoras nos hacen pequeños favores, a Dios gracias.
Si
quisiera buscar un análisis más profundo de esto me preguntaría porqué se supone
que debemos identificarnos con un tipo que, en el fondo, es un atracador que
roba unos diamantes a mano armada, pero realmente no me apetece hacerlo.
Sé
que este comentario me ha quedado corto, pero bastante tiempo perdí ya viendo
la película.
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