Nueva
aventura fílmica del prestigioso director François Ozon que ha sido aclamada
por la crítica en su particular retrato de una joven de 17 años que, si bien no
pretende ser reflejo de su generación, sí plantea una historia que da mucho que
pensar.
Isabelle,
interpretada Marine Vacth es una chica atractiva que vive cómodamente con su
madre, su padrastro y su hermano y que, atravesando la edad en la que empieza a
investigar con el placer y el sexo, decide embarcarse en un polémico (y quizá
peligroso) juego que puede tener funestas consecuencias para ella y para su relación
familiar.
Narrada
en cuatro actos que corresponden con las estaciones del año, la protagonista se
sumerge en el mundo de la prostitución de la misma manera, según palabras del
propio Ozon, que podría haberse introducido en las drogas o la delincuencia.
Así, no se trata de una película sobre el sexo, sino sobre las dudas y temores
que aparecen en cierto momento de la adolescencia y la necesidad de investigar
y tratar de ir siempre un paso más allá. Es por ello que Ozon no pretende
juzgar a su protagonista, sino plantear simplemente unos hechos e invitar al
espectador a que saque sus propias reflexiones.
Por
ello, cada personaje alrededor de Isabelle tendrá su punto de vista y la propia
joven cambiará su propio pensar a raíz de un suceso concreto que no voy a
revelar pero cuya determinación pondrá a prueba la aparición estelar de la
veterana Charlotte Rampling.
Esa
ambigüedad del director (rematada en su final abierto totalmente a la
interpretación de cada uno) es lo mejor de la película que depende demasiado
para su correcto funcionamiento de que el espectador entre en la historia y
simpatice (o no) con el camino que sigue Isabelle.
Y
yo, sin querer quitar méritos a la película, no entré, sintiéndolo mucho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario