Había
una vez, una chica nacida en Nueva York pero con orígenes latinos que quiso ser
actriz.
Aunque
no era especialmente brillante, la muchacha le ponía voluntad y gracias a un
físico envidiable y a una buena elección de papeles consiguió participar en
algunos títulos francamente interesantes como Anaconda (poco valorada en su momento pero que resulta ser gloria
bendita si la comparamos con los truños del estilo Sharknado que tanto se estilan ahora), La Celda o Giro al Infierno.
En estas, la muchacha empezó una exitosa carrera musical (aunque tampoco es que
fuese una gran cantante), y comenzó a dejar de lado su ambición
cinematográfica, limitándose a participar, muy de tanto en tanto, en comedias
románticas carentes de riesgo ni profundidad.
En
los últimos años, quién sabe si por tratar de retomar la senda correcta o por
puro capricho, Jennifer Lopez está cambiando sus hábitos a la hora de elegir
papeles, y tras compartir cartel con Jason Startham en Parker protagoniza ahora Obsesión,
en la que ella sola debe llevar el peso de un film de corte dramático y oscuro.
Nada que ver con los papeles amables y edulcorados a los que nos tenía
acostumbrados.
Un
esfuerzo loable si no fuese por lo espantosamente mala que es la película en
cuestión.
Obsesión es una película totalmente tópica sobre los peligros
de dejarse llevar por la lívido y mantener una tórrida relación extramatrimonial
sin pararse a pensar en las consecuencias mezclada con la aparición de un
elemento nuevo en el entorno social y familiar tan seductor como amenazador. Vamos,
un cruce entre Atracción fatal y De repente, un extraño. Lo malo es que,
obviando la falta de originalidad, las películas citadas tenían una fuerza
narrativa que te permitía identificarse con los personajes y sufrir con sus
penurias, mientras que aquí, cuando vemos a la Lopez retozar con su joven y
desconocido vecino como si de un Christian Grey del montón se tratase, uno solo
puede pensar en lo tontos que son todos los personajes y lo burdos que son las
manipulaciones del bollycao recién llegado a la comunidad.
Ni
la puesta en escena, ni los giros argumentales, ni la ambientación buscada
están a la altura de una apuesta hollywoodiense de estas características,
estando Obsesión más próxima al
telefilm de sobremesa (y hablo de la variante más casposa de los melodramas
televisivos) que de otra cosa.
Soy
consciente de que en el mundo del cine todo (o casi todo) está ya inventado, y
de ahí que constantemente veamos (y soportemos) secuelas, remakes o reboots,
pero que un argumento haya sido visto mil veces en pantalla no es excusa para
no poder ofrecer una versión diferente o imaginativa de la misma. Sírvame el
ejemplo de The Guest, una película
vista en el pasado festival de Sitges y que incomprensiblemente aún no ha sido
distribuida en España, que con un esquema argumental casi calcado al de Obsesión (chico nuevo en la ciudad que
se gana el cariño y el respeto de los miembros de una familia hasta que se
descubre que hay gato encerrado) pero una puesta en escena divertida, seductora
y muy disfrutable.
En
definitiva, el nuevo rumbo de Jennifer Lopez como actriz no parece ir a ninguna
parte, y la única conclusión de la película cabe encontrarla en las forzadas
posturas de la cantante latina y los planos que buscan sin ningún rubor
resaltar sus curvas. Poco más hay para rascar…
No hay comentarios:
Publicar un comentario