Llevábamos
ya algunos meses sin recibir la inevitable película francesa que ha arrasado en
su país y que pretende marcar un nuevo hito en el mundo de la comedia del país
vecino, aunque tras la decepción que supuso Mambo
las expectativas no deberían estar demasiado altas.
Y
bien que haríamos, porque “la comedia que ha seducido a más de siete millones
de espectadores en Francia” resulta ser un peñazo insoportable, una historia
que se antoja eterna pese a sus 106 minutos.
Paula
es una adolescente de un sencillo pueblo rural que debe ayudar en las tareas de
la granja a su familia, los Bélier del título, compuesta por sus padres y su
hermano pequeño, los tres sordos de nacimiento.
Bajo
esa premisa el director Eric Lartigau, cuyo trabajo más reconocible es el
fragmento que dirigió para la película coral Los Infieles, pretende crear una
comedia juvenil con toques románticos en la que crear un alegato en contra de
la discriminación que pueda sentirse hacia cierto sector de la sociedad
(digamos que los disminuidos de cualquier tipo, aquí representados por los
sordomudos) y con una subtrama como telón de fondo que termina haciéndose con la
prioridad narrativa: las habilidades para el canto de Paula.
Podría
haber funcionado muy bien como metáfora irónica el contraste entre la bella voz
de la hija y la incapacidad de su familia para escucharla (y por lo tanto
comprenderla) pero el guion es tan torpe y desangelado que todo termina
derivando en un panfleto en favor de la rebeldía juvenil y la emancipación más
propio de series del estilo de al salir de clase que de una película seria.
Dos
son las principales trabas de la película: lo espantosamente mal retratados que
aparecen la familia de la protagonista, que en un intento desesperado de
conseguir algo de chispa parecen más idiotas que otra cosa, produciendo antes
rechazo que empatía, y la poca gracia que tiene todo lo que se cuenta, haciéndome
dudar sobre si realmente estamos ante una comedia o más bien un melodrama musical
mal llevado.
Además,
para empeorar la cosa, los guionistas (cuatro personas han colaborado en este
despropósito) se pierden por los cerros de Úbeda con subtramas que desaparecen
como por arte de magia (la campaña electoral del padre de Paula para alcalde
del pueblo) o secundarios que están ahí pero a los que no se les saca ningún
provecho (la amiga de Paula o el rebelde del insti).
Al
final, lo único destacable del film es el buen hacer de la protagonista Louane
Emera, una muchacha que debuta en el cine con esta película tras su exitoso
paso por la versión francesa del programa televisivo La Voz (y eso se nota, toda la película parece una excusa para oírla
cantar y poco más) y su talento musical.
Resulta
curioso el caso de los actores que interpretan a los padres sordomudos,
secundarios de bastante reputación en el país galo que sobreactúan hasta
resultar grotescos y que, sin embargo, han contado con el favor del público en
su país de origen donde han nominado (locura total) a Karin Viard al César a la
mejor secundaria (por cierto, que la propia Emera ganó el de mejor actriz
revelación).
En
fin, cansina, aburrida e insoportable película que ofende más que agrada y que
se engloba en la calificación de “películas Candy Crush”, ustedes ya me
entienden…
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