En
2011 el director John Madden, que en el 98 había alcanzado la fama por Shakespeare in love pero que desde
entonces no había sabido dar con la tecla acertada, junto al guionista Ol
Parker, dieron la campanada con la película El
exótico Hotel Marigold, una simpática película que combinaba las peripecias
de un grupo de personajes bien adentrados en la tercera edad con una especia de
canto de amor hacia la India y su cultura.
Tal
fue el (a mis ojos desmedido) éxito de la película que era inevitable que
tuviese una secuela, y director y guionista han vuelto a reunirse para dar
forma a este El nuevo exótico Hotel
Marigold que supone una continuación lógica y coherente a la anterior
película.
Posiblemente
lo más destacado del film sea el logro de volver a juntar a las mismas estrellas del film original
(solo ha faltado Tom Wilkinson por razones obvias) a los que se les suma,
además, Tamsin Greig y un estelar Richard Gere, además de un breve cameo de David
Strathairn. Así, concebida más como una reunión de viejos amigos (esto no deja
de ser, en el fondo, un extravagante hogar del jubilado), volvemos a ver
deambulando por el hotelito de marras a Maggie Smith, Judi Dench, Bill Nighy,
Celia Imrie, Ronald Pickup, Diana Hardcastle o Lillete Dubey. Ni siquiera
Penelope Wilton ha querido perderse su participación en la fiesta, de nuevo
comandada (esta vez en exceso) por Dev Patel y Tina Desai.
Como
si de la secuela de un film de acción se tratase, Madden y Parker se han limitado
a repetir la receta de la primera y exitosa película pero multiplicando sus
ingredientes por dos. Si en aquella funcionaban las relaciones entre los
abueletes aquí hay más romances octogenarios, si gustó el aroma a curry ahora
la cultura hindú está mucho más presente gracias a la excusa de la boda entre
Sonny y Susaina, y si la idea del hotel para jubilados era original, ahora es
el momento de abrir (o no, no adelantemos acontecimientos) un segundo hotel.
Esta
es una película que, sin duda, gustará a los que disfrutaron de la primera. Sin
arriesgar lo más mínimo, las relaciones entre los personajes evolucionan lo
mínimo para no provocar demasiadas sorpresas, dejando a Nighy y Dench (sin duda
los mejores artistas del amplio reparto) como estrellas de la función. Sin la
carga de tener que presentarnos a los personajes, la acción arranca con mejor
efectividad en esta secuela pero, por el contrario, acusa de
masiado el exceso de protagonismo del personaje que interpreta Dev Patel, que resulta cansino y, por momentos, insoportable.
Concebida
al más puro estilo de sitcom en versión cinematográfica, la película, más que
un argumento propio (la mencionada boda podría ser el hilo argumental, ya que
incluso se diferencian los tres arcos narrativos mediante las tres partes que
conforman la ceremonia tradicional) se divide en diversas subtramas, cada una de
ellas protagonizada por sus propios personajes, que apenas se molestan entre
ellas, lo cual hace que se pierda un poco el sentimiento de coralidad pero que,
por el contrario, permite que se pueda disfrutar del resultado final pese a que
alguna de esas subtramas puedan no conectar con algún espectador.
Por
ello, la película termina siendo una comedia amable, cumplidora con lo que
promete, destinada a un público muy concreto que sin duda la disfrutará sin
demasiadas pegas y que funcionará correctamente en taquilla (lo suficientemente
correcta, imagino, para poder pensar en una tercera entrega), aunque faltará
ver si la eliminación del factor sorpresa que impacto en la película original
le pasa factura.
Para
el resto del público solo es recomendable si se quiere pasar un rato
entretenido sin demasiadas exigencias. Al menos, nadie podrá quejarse de haber
sido engañado. Hay lo que se ve, ni más ni menos.
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