Ya hace años que
Sabina cantaba aquello de: «¿Quién me ha tocado el mes de abril?».
Empieza hoy la semana de Sant Jordi. Empieza hoy otra semana sin firmas...
Ya lo he ido anticipando por redes sociales, pero ha llegado el momento de confirmado en mi blog oficial: Un año más, Sant Jordi será algo descafeinado.Resulta curioso que
desde que se publicó por primera vez Mundo
Muerto, allá por 2017 y mediante la fórmula de la autopublicación, no he
fallado ni un solo 23 de abril, ya sea firmando en las desaparecidas Libr-up o Mon Mitic, en una parada de la biblioteca de Can Fabra de Barcelona
o en la plaza mayor de Maçanet de la Selva. Ironías del destino, ha sido precisamente
tras fichar por una editorial de verdad que la racha se ha truncado. Y no
precisamente por culpa de ellos.
En Célebre Editorial se han portado estupendamente, desde una espectacular presentación en la mítica librería Gigamesh hasta presencias confirmadas en ferias del libro tan importantes como la de Madrid, Alcobendas o Valencia. Pero todo se truncó por culpa de cierto bichito microscópico al que han dado por llamar Covid-19 y que apareció justo después de la presentación de Gigamesh (fue por los pelos) y que imposibilitó toda presencia en ferias literarias debido a las restricciones y, sobretodo, al confinamiento por el estado de alarma del año pasado. Y, por supuesto, fulminó cualquier esperanza de poder firmar libros en Sant Jordi. Dicen que quien no se consuela es porque no quiere, y se pidió maquillar un poco la cosa con un maratoniano programa en directo desde el Facebook de la editorial y presentaciones on-line, amén de disparar un simulacro de Sant Jordi en el mes de junio. Pero claro, no es lo mismo. Primero, porque un día del Libro (y de la Rosa) alejado del mes de abril pierde su romanticismo. Seguro, porque pese a las halagüeñas (e irrisorias) previsiones, la pandemia no había cedido demasiado (y lo que estaba por llegar), y el miedo y las nuevas restricciones impidieron que la cosa tuviese un mínimo de lustro. En aquellos momentos, las mentes de todos los perjudicados (autores, libreros, editores, distribuidores y floristas) estaban con la misma idea: darlo todo en el Sant Jordi del 2021. Y hete aquí que después de pensar que 2020 había sido un año especialmente nefasto, descubrimos que con el cambio de dígito la cosa no iba a variar mucho.
Habían grandes
eléctricas para la jornada de este próximo viernes, con firmas previstas en las
calles de Barcelona y Badalona, a las que se les sumaba mi presencia en la
librería Somnia (de los mismos
propietarios que Célebre Editorial) y
con la opción de Maçanet e la recámara.
Y de nuevo el
destino cruel se cruza en nuestro camino. De nuevo aumentan las restricciones
y, aparte de del confinamiento perimetral en Cataluña que impide la entrada y
salida comarcal, se prohíben las firmas en la calle. Ni siquiera se permite a
los autores estar en los stands de las editoriales.
A todo ello, a nivel personal, se suma una serie de problemas logísticos (que es la manera educada de decir que por culpa de la pandemia todo funciona mucho peor) que va a impedir que Sanguijuelas llegue físicamente a las librerías a tiempo. Ello ha motivado que finalmente haya decidido no estar presente tampoco en Somnia (el último reducto que nos quedaba). Es absurdo quitarle el espacio a otro autor que pueda presentar alguna novedad cuando mi oferta consiste en una novela del año pasado que aspiraba a engordar al público más casual, aquel que se detiene a chafardear en las paradas y que si entra en una librería es buscando algo concreto.
Al menos, me dicen
que los vendedores de rosas sí esperan que sea un buen año.
Pero no escribo
esto para compartir mi pataleta. No es momento de llorar, sólo quería
explicaros una situación concreta y sus motivos. Al fin y al cabo, no es verdad
que nos hayan robado el mes de abril. Ya lo dice la propia canción: «lo
guardaba en el cajón, donde guardo el corazón». Y ahí seguirá hasta el año que
viene en el que, esta vez sí, vamos a darlo todo.
Pero tampoco estoy
dispuesto a esperar tanto, y a poco que mejoren las cosas espero poder anunciar
en breve la presentación de la nueva edición de Sanguijuelas para mayo o junio, más presentaciones en septiembre y
octubre y, quizá, hacer acto de presencia en el próximo Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Sitges.
Pero ya hablaré de
eso cuando llegue el momento. Por ahora, prefiero centrarme en esta semana de
Sant Jordi en la que voy a publicar un comentario diario con alguna que otra
sorpresita.
Y es que, como se
podría escribir en alguna pancarta revolucionaria: «Nos podrán quitar las
firmas, nos podrán quitar las ventas. Pero no nos podrán quitar la ilusión».
Mañana más...
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