viernes, 9 de abril de 2021

Visto en Movistar: SPUTNIK

¿Recuerdan Life, aquella simpática película de ciencia ficción/terror de Daniel Espinoza que con claras influencias del Alien de Ridley Scott protagonizaron Jake Gyllenhaal, Rebecca Ferguson y Ryan Johnson? Al final de la misma (ojo, spoiler) una nave espacial con un solo tripulante regresaba a la Tierra con un amenazador alienígena en su interior.

Pues sin tener una relación directa, Sputnik podría presentarse como una secuela espiritual de la misma, en clave soviética, eso sí.

Dirigida por Egor Abramenko, que debuta en esto de la dirección, la película narra como una doctora poco ortodoxa en sus métodos es reclutada para diagnosticar a un astronauta recién llegado del espacio que esconde un secreto en su interior: la simbiosis con un ser alienígena.

Hay muchas cosas que reprocharle a la película, como la multitud de tópicos que reúne, desde el uso de un personaje que parece sacado de cualquier novela (o película basada en alguna de ellas) de Michael Crichton como la revelación de las intenciones finales del villano de turno, tratando de convertir la amenaza extraterrestre en un arma para su propio provecho. Sin embargo, el hecho de ser una pequeña producción rusa en lugar de un pretencioso blockbuster hollywoodiense hace que sea más fácil probarlos y dejarse llevar por una historia que funciona relativamente bien, consiguiendo una buena dosis de intriga en su primer tramo, haya que se descubre el pastel, y cumpliendo en su desenlace. Abramenko demuestra un buen ritmo narrativo y sabe sacar oro del reducido presupuesto, consiguiendo unos efectos visuales vistosos aunque pagando el peaje de tener que abusar, en ciertos momentos, de escenarios demasiado oscuros. Además, en lugar de caer en la complacencia política, Abramenko hace una crítica nada sutil a la no tan lejana ideología soviética regando su historia de ocultaciones y secretos por parte del gobierno y elevando la figura del «héroe de la madre patria» al más absoluto ridículo.

También merece destacarse la labor de Oksana Akinshina, actriz que se ha dejado ver por algún título de la saga Bourne y que soporta bien que caiga sobre sus espaldas casi todo el peso de la película.

En fin, entretenida propuesta a la que no se le debe exigir demasiado y que, si uno está dispuesto a aceptar la conducción, puede dar para una buena tarde de evasión.

 

Valoración: Seis sobre diez.

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