¿Recuerdan Life, aquella simpática película de ciencia ficción/terror de Daniel Espinoza que con claras influencias del Alien de Ridley Scott protagonizaron Jake Gyllenhaal, Rebecca Ferguson y Ryan Johnson? Al final de la misma (ojo, spoiler) una nave espacial con un solo tripulante regresaba a la Tierra con un amenazador alienígena en su interior.
Pues sin tener una
relación directa, Sputnik podría
presentarse como una secuela espiritual de la misma, en clave soviética, eso
sí.
Dirigida por Egor
Abramenko, que debuta en esto de la dirección, la película narra como una
doctora poco ortodoxa en sus métodos es reclutada para diagnosticar a un
astronauta recién llegado del espacio que esconde un secreto en su interior: la
simbiosis con un ser alienígena.
Hay muchas cosas
que reprocharle a la película, como la multitud de tópicos que reúne, desde el
uso de un personaje que parece sacado de cualquier novela (o película basada en
alguna de ellas) de Michael Crichton como la revelación de las intenciones
finales del villano de turno, tratando de convertir la amenaza extraterrestre
en un arma para su propio provecho. Sin embargo, el hecho de ser una pequeña
producción rusa en lugar de un pretencioso blockbuster
hollywoodiense hace que sea más fácil probarlos y dejarse llevar por una
historia que funciona relativamente bien, consiguiendo una buena dosis de
intriga en su primer tramo, haya que se descubre el pastel, y cumpliendo en su
desenlace. Abramenko demuestra un buen ritmo narrativo y sabe sacar oro del
reducido presupuesto, consiguiendo unos efectos visuales vistosos aunque pagando
el peaje de tener que abusar, en ciertos momentos, de escenarios demasiado
oscuros. Además, en lugar de caer en la complacencia política, Abramenko hace
una crítica nada sutil a la no tan lejana ideología soviética regando su
historia de ocultaciones y secretos por parte del gobierno y elevando la figura
del «héroe de la madre patria» al más absoluto ridículo.
También merece
destacarse la labor de Oksana Akinshina, actriz que se ha dejado ver por algún título
de la saga Bourne y que soporta bien
que caiga sobre sus espaldas casi todo el peso de la película.
En fin, entretenida
propuesta a la que no se le debe exigir demasiado y que, si uno está dispuesto
a aceptar la conducción, puede dar para una buena tarde de evasión.
Valoración: Seis
sobre diez.
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