(Antes…)
Las ramas secas crujían al partirse bajo sus pies,
maltratadas por un
otoño especialmente cruel. Entre los recovecos del camino
apenas
visible por la maleza, pequeños charcos de humedad
seguían
congelados a tan temprana hora, estallando en cientos de
motas de
cristal cuando las botas de cualquiera de los seis
jóvenes profanaban
su superficie.
Así comienza Sanguijuelas, cual macabro presagio de lo que está por llegar. Seis jóvenes, seis ilusos que pretenden jugar con cosas que desconocen y que harán que sus vidas cambien para siempre. Especialmente para Antonio quien, casi sin saberlo, hará un pacto que sentenciará su propio destino.
Tiempo después,
Antonio continúa buscándose a sí mismo cuando Tomás, un empresario ávido de
poder, se cruza en su camino.
Pero el pasado
siempre regresa, y Anne, la vampiresa cruel e insaciable con la que empezó
todo, tiene sus propios planes para ellos.
La historia de Sanguijuelas se remonta muy atrás en el
tiempo, casi veinticinco años, cuando mi buen amigo Carlos Abreu, traductor y
escritor ocasional, confeccionó una pequeña pieza (en su momento iba a ser
guion) de unas pocas páginas que planteaba las semillas de lo que sería la
relación enfermiza entre Tomás y Antonio.
Como le sucediera a Stephen King con el poema llamado «Childe Roland a la Torre Oscura llegó» y que dio por a su monumental saga de La Torre Oscura, ese pequeño relato me cautivó hasta tal punto que también yo lo convertí en la piedra angular de mi propia saga de novelas: Guerras de Sangre. No que decir tiene, contacté con Abreu para contarle mi proyecto de crear una historia larga en base a su relato y con gran generosidad me la regaló, siendo más un concepto grabado en mi memoria que un cuento en sí, ya que no se conservaba ningún material escrito del original.
En honor a la
verdad, no iba a ser esta mi primera aproximación al mundo de los vampiros.
Llevaba ya un tiempo trabajando en una historia ambientada a caballo entre
California y Nevada con historia de amor de por medio (y que nadie me mencione
a Crepúsculo que me pongo de los
nervios). Pero aún estaba desarrollando el primer borrador cuando el recuerdo
de lo que acabaría siendo Sanguijuelas
se metió en mi cerebro y me empezaron a asaltar las dudas sobre si era
conveniente trabajar en día novelas diferentes de vampiros o era repetirme
demasiado. Y es entonces cuando caí en la cuenta de que pese a ser dos
argumentos muy diferentes, ambos compartían una misma base: los vampiros,
después de años absorbiendo en las sombras, habían decidido dar un paso al
frente y, dado que en esta época la noche tiene casi la misma vida que el día,
conquistar a la humanidad.
Así, se podría
decir que ambas historias eran dos patas de una misma mesa. Sólo me faltaba la
manera de unirlas y descubrir hasta dónde me llevaban. Y ese hasta donde fue
hasta una guerra entre vampiros y humanidad que se desarrollaría, al menos, a
lo largo de cinco novelas.
Las bases de mis Guerras de Sangre ya estaban plantadas.
Sólo me faltaba determinar la conexión entre las respectivas obras. Y en un
ejercicio de honestidad y responsabilidad hacia el lector (y hacia mí mismo,
debo reconocerlo), tomé la decisión de hacer que ambas obras (Sanguijuelas y su continuación, que
tiene el título provisional de Mithos)
fuesen autoconclusivas. Necesitaba que el lector pudiera enfrentarse a la
novela sin tener que cargar de antemano con el peso de una saga que quién sabe
cuándo se llegará a escribir. Es por eso que en la portada de la edición de Célebre Editorial no se nombra nada
referente a la saga.
Al igual que Mundo Muerto, Sanguijuelas tuvo una
primera edición autoeditada en Amazon,
pero su carrera comercial fue muy breve, ya que no tuvo el apoyo mediático de
mis crónicas zombies y además fue retirada de su venta al poco de publicarse,
ya que coincidió en el tiempo con mi entrada en Célebre Editorial y no quería coincidir al lector, pues mi deseo
era que fuese la editorial capitaneada por Ricard Pérez quien hiciera la
reducción definitiva.
Ahora, arrastrando
aún está extraña época de pandemias, Sanguijuelas
vuelve a salir a la luz, esta vez con toda la ambición del mundo y el deseo de
llegar al máximo número de lectores.
Es una época
complicada, con un Sant Jordi mermado al que hay que añadir los problemas
logísticos que van a retrasar una semana la publicación, pero saldremos
adelante. Anne no se rendiría y yo tampoco pienso hacerlo.
Así que recordad: Sanguijuelas, ya en preventa en Célebre Editorial y muy pronto en vuestra librería preferida.
Mañana, más...
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