Aunque seguimos
acordados por la pandemia y las restricciones, las aguas, en algún momento,
debían regresar a su cauce. En el mundo del cine así empieza a ser, y ya están
llegando algunos estrenos gordos que sin duda arrastrará a muchos otros. Más
teniendo en cuenta el éxito de taquilla que está siendo Godzilla vs. Kong.
Estrenos ante la
cuarta película ya de ese universo compartido creado por Warner (de la mano de Legendary)
al que han llamado Monsterverso y que
al menos está demostrando más coherencia interna que su DCEU superheroico.
Es curioso, sin
embargo, que Warner esté siente
perseguida por las reacciones más opuestas, pues si hay muchos que opinan que
la saga va claramente en decadencia, otros tantos son los que lo ven
radicalmente a la inversa.
Sin creer que
ninguna de ellas sean para lanzar cohetes, me ayudó más a la segunda corriente,
ya que no conecté demasiado con el Godzilla
de Gareth Edwars, Kong: la isla Calavera
de Jordan Vogt-Roberts me interesó pero la noté algo carente de alma y sólo Godzilla: rey de los monstruos de
Michael Dougherty supuso un claro paso atrás en una saga en la que no tenía
demasiada fe ya.
Sin embargo, Godzilla vs. Kong, sin ser gran cosa, al
menos da lo que ofrece: puro rock'n'roll. Cierto es que si logramos la calidad fílmica
es el trabajo de Edwars quien tiene una fotografía más lúcida, pero a cambio
del peaje de ser tremendamente aburrida. Este capítulo aparentemente final es
un buen espectáculo entre dos bestias pardas dándose de leches, que es lo que
uno espera ver en un título así, con escenas luminosas y unos efectos de primer
nivel.
Ya ganó enteros el
proyecto cuando se supo que Adam Wingard iba a ocupar la silla de director.
Pese a la decepción que supuso Blair
Witch, su carrera está plagada de películas interesantes, desde la
divertida The guest hasta las
estimulantes Tú eres el siguiente o Death note, sin olvidar sus aportaciones
a las antologías de VHS o The ABC of
terror. El Godzilla vs. Kong Wingard contiene todas sus filias y excesos,
resultando ser lo más parecido que puede haber a un blockbuster de autor.
Visualmente es espectacular y luminosa y consigue que la rivalidad entre los
dos monstruos sea creíble y hasta contagiosa (en el cine había gente haciendo
equipos, como sucediera en el Civil War de Marvel), y el ritmo avanza sin que
las diferentes subtramas se molesten entre ellas demasiado. Aquí se encuentra
otro punto de discrepancia entre críticos: unos echan en falta más profundidad
en los personajes reales; a otros casi les molesta. El propio Wingard zanja el
debate señalando que de haber otra película más está debería carecer totalmente
de personajes humanos. Yo, por mi parte, pese a lo planos que son, los prefiero
a los rostros atormentados y cargados de angustias de las dos Godzillas
anteriores. La cuestión es que su única finalidad es hacer que avance la trama
entre pelea y pelea, y en ese sentido lo hacen correctamente.
Ojo, me estoy
refiriendo a la trama, porque el guión es otra cosa. Ahí sí que la película es
un completo disparate (algo que ya se intuía desde que en Kong: la isla
Calavera se introdujo el concepto de la Tierra Hueca), con situaciones
absurdas, y tempos narrativos irrisorios. Todo es un completo sinsentido pero,
al no tratar de tomarse en serio a sí misma en ningún momento y jugar a homenajear
a los clásicos japoneses, tampoco llega a molestar. Todo es cuestión de dejarse
el cerebro fuera del cine y no darle muchas vueltas.
Y la cuestión final
es: ¿será esta la última película del Monsterverso? A priori todo parecía
indicar que sí, y ese es precisamente el motivo por el que no se ha incluido
ninguna escena postcréditos, más a tenor de las disputas legales entre Legality
y Warner, pero el vista del éxito que está teniendo mucho me extrañaría que no
se profundizara más en esa Tierra Hueca. La clave es si alguien se va a
molestar en analizar si el éxito es derribado de la propia película o de la
situación que vivimos, demostrando que la gente tiene muchas ganas de cine.
Pero no sé si mis de Warner estarán por la labor de tan concienzudos análisis.
Es como si intentaran aceptar que las decepcionantes cifras de Tenet y Wonder Woman 84 se debieron al covid y no a que sin una patata de películas.
Valoración: Siete
sobre diez.
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