lunes, 19 de abril de 2021

Cine: UNA JOVEN PROMETEDORA

Cassie es una joven atormentada por lo que le sucedió en la Universidad a su mejor amiga, Nina, Este podría ser el argumento de Una joven prometedora, película de la que conviene no saber demasiado no ya por que se desvele sus secretos (que algún giro de guión sorprendente tiene) sigo por crear falsas expectativas.

Y es que la película que ha descrito y dirigido Emerald Fennell es mucho más contenida y sutil de lo que prometía su tráiler. Si uno busca una película de venganzas femeninas sangrientas y crueles, mejor que se acerque a títulos como Revenge, de Coralie Fargeat, pues la Cassie de Una joven prometedora es retorcida y perversa, pero bastante más inofensiva.

Estamos en plena generación del #metoo, y eso se nota mucho en las pretensiones del film, pero a la vez su mensaje (o quizá la forma de comunicarlo) se me antoja algo caduco. Hay que avisar con pies de plomo cuando se avanza una película así, pues cualquier cosa que se le critique puede ser fácilmente malinterpretado. Son muchos, sin embargo, los que la acusan de copiar muchos conceptos a una película ya vista como es Carrie 2 (que confieso que no he visto), pero a mí me venía un referente mucho más actual como es la serie Por trece razones, al menos en cuanto a sus intenciones.

Es ese supuesto velo de película-denuncia que le ha proporcionado todas las nominaciones al Oscar (algunas desproporcionadas, en mi opinión) lo que hace que su faceta de thriller quede algo empañada, pues para ello tiene un ritmo algo extraño:

La primera parte es sublime, con Carey Mulligan en modo depredadora de la noche que da muy mal rollo, pero luego hay un ligero bajón con la trama romántica que remonta en su desenlace final. Un desenlace, sin embargo, que no estoy seguro que sea el adecuado, con una doble peineta muy eficaz para despistar al espectador y dar una doble moraleja pero que puede llegar a resultar algo tramposo e incluso facilón. Lo que sí consigue, desde luego, es invitar al debate y la reflexión, lo que ya de por sí es todo un triunfo.

Con bastantes caras conocidas en su reparto (Allison Brie, Adam Brody, Máx Greenfield… más alguno, como Alfred Molina, que ni siquiera aparece acreditado), es sin duda Mulligan quien se lleva todas las miradas y los aplausos, siendo su interpretación sencillamente sublime. Tiene espacio para jugar con sus registros y la actriz sabe aprovecharlo a la perfección, elevando a niveles estratosféricos las mágicas que el guión pueda tener en algún momento.

Y como conclusión final, el sabor agridulce del mensaje que parece quedar transmitir la realizadora: de una manera u otra, el patriarcado siempre tiene las de ganar, mientras que la venganza no siempre es la mejor salida. Y es que, al final, más allá de muchas entre patriarcado y enfrentamiento, esto va también sobre el dolor, la pérdida, la soledad y la obsesión. Y esos son sentimientos que pueden hundir a cualquiera en el abismo, ya sea hombre o mujer.

 

Valoración: Ocho sobre diez.

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