Si nos quedamos simplemente con la sinopsis oficial de Sweet girl, la última producción de Netflix sobre un cabeza de familia que emprende una cruzada contra una empresa farmacéutica por considerarla culpable de la muerte de su esposa, podríamos pensar que estamos ante la clásica película de denuncia de esas que tanto gustan a Steve Soderbergh. Sin embargo, el hecho de que el papel protagonista recaiga sobre Jason Momoa indica que los tiros van por otro lado, y muy pronto tenemos la primera escena de acción que nos indica que estamos, en realidad, ante una historia de venganza.
El debutante Brian Andrew Mendoza, no contento con
ello, pretende ahondar en el drama familiar acompañando la acción con la
complicada relación entre el padre y la hija, para terminar rizando el rizo con
una carambola de guion que puede terminar de sacar de la película a muchos espectadores.
El principal problema radica en que Mendoza no es lo
suficientemente hábil para las secuencias de acción, abusando de planos oscuros
y un montaje atropellado. Ello provoca que, más allá del comentado giro que
tampoco llega a enriquecer lo suficiente la película, las sensaciones vayan
cayendo en picado, terminando por volverse un film rutinario que aporta mucho
menos de lo que prometía en un momento y a la que, por una vez, el
convencionalismo habría sentado mucho mejor. Hay, además, muchas escenas en
principio incomprensibles, así como reacciones ilógicas de ciertos personajes
que pueden llegar a comprenderse tras la revelación en la que la película lo
apuesta todo, pero que cuando llega, el desinterés ya se ha apoderado del
espectador, resultando ya tarde para una posible redención.
Por contra, sí se agradece el gran trabajo de Isabela
Merced, de lejos lo mejor del film, llegándose a lamentar que el guion no sea
más generoso con ella. Estamos ante una actriz de gran potencial, y ya
deslumbró en su primer papel protagonista, siendo su presencia justificación
suficiente para ver algo del tipo Dora, la exploradora.
En fin, película del montón, que va de más a menos,
que fracasa en apostarlo todo a la carta de la sorpresa sin que esta funcione
como debe ser.
Valoración: Cinco sobre diez.
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