Si algo nos ha proporcionado la pandemia, a cambio de tener las carteleras bastante insulsas, es la acumulación de grandes títulos, lo que provoca que cada dos o tres semanas tengamos la oportunidad de disfrutar de una de esas películas que, de haberse repartido mejor entre el 2020 y el presente 2021 habrían aspirado a ser una de las películas del año.
Dune es una de esas, una película muy esperada, aunque en el caso de muchos
con los cuchillos preparados para destrozarla antes incluso de su estreno. Y es
que la sombra del Dune de David Lynch
y la fama de inadaptable que tiene la novela de Frank Herbert la hacen un bocado
delicioso para los haters. Y
comentarios del director Denis Villeneuve definiéndola como una Star Wars para adultos o criticando el
cine de Marvel tampoco es que ayude
demasiado. No es de extrañar, por lo tanto, que la mayoría de las críticas que
han aparecido hasta ahora la definan tanto de obra maestra como de bodrio
infumable. En estos casos, los radicalismos son inevitables.
Por
mi parte, yo me sitúo en un punto intermedio, aplaudiendo el resultado final
pero sin ver en él la maravilla que prometían. Es una gran película, eso no lo
puedo negar, pero se le ven demasiadas costuras como para que pueda alcanzar la
excelencia.
Por
un lado, el ritmo es algo lento, lo cual no significa que aburra en ningún
momento. Las dos horas y medias que ha necesitado Villeneuve para adaptar solo
la primera mitad de la novela se me antojan un poco excesivas, más si encima el
montaje demuestra algunos cortes extraños que me hacen pensar que al director
canadiense le habría gustado contar con al menos treinta minutos más para
terminar de redondear el producto.
Es
por ello que algunos fragmentos de la historia quedan algo confusos, por lo que
la profundidad psicológica y política de la película queda algo deslucido para
aquellos ajenos a la novela, mientras que la negativa de abrazar el espectáculo
y la aventura en el sentido más lúdico de la palabra, lo que impide que uno se
limite a disfrutar de la propuesta, sin importarle no acabar de entender de donde
ha salido el protagonista, el concepto mesiánico del mismo o la extraña
presentación del personaje interpretado por Javier Bardem.
Independientemente
de ello, Dune cuenta con un impresionante
elenco que funciona a todos los niveles, rozando la perfección en sus apartados
técnicos, ya sea la fotografía, los efectos visuales y de sonido y con una majestuosa
banda sonora de Hans Zimmer.
Dune es una película hecha a lo grande, con una gran ambición, a la que lo
que más puedo echar en cara es la eliminación del subtítulo «parte uno» de los
trailers, como queriendo ocultar que nos encontramos ante una película
inconclusa (y por ello con un clímax algo deficiente con respecto al resto del
metraje), más si tenemos en cuenta que dado el presupuesto, la recepción de parte
del público y la dificultad de hacer grandes recaudaciones en tiempos
pandémicos hace que no sea muy definitivo que se vaya a filmar la continuación
de la misma (habría sido más sincero filmar las dos partes a la vez, como se
hizo con la trilogía de El Señor de los
Anillos o con Civil War/EndGame,
pero imagino que en la Warner no se
la han querido jugar).
De
lo que no cabe la menor duda es que si obviamos estos pequeños peros
argumentales (más culpa de la edición final que del guion) y no andamos
buscando el clásico producto de consumo rápido y acción atropellada, Dune es una gran película. Ya era hora
que la compañía que ha defenestrado el Universo fílmico de DC haya decidido dar manga ancha a un director (saliéndoles la
jugada mejor que con James Gunn y su El Escuadrón Suicida), y, posibles recortes de metraje aparte, dar pie a un
concepto tan antagónico como interesante: el del blockbuster de autor.
Denis
Villeneuve es un director difícil, que se puede atragantar a la mínima. Una muestra
clara es La llegada (que me fascino)
o Blade Runner 2049 (de la que
esperaba más). Pero también es, posiblemente, el único director que podría
hacerse cargo de un proyecto como este.
Ahora,
la gran pregunta es si va a haber continuación. Los planes de los implicados
está, al igual que una serie de televisión de la que Villeneuve dirigirá el
piloto, pero que eso se haga realidad es algo que aún está por ver.
Yo
por mi parte, cruzo los dedos. No es que me haya volado la cabeza, pues sí
deseo ver más cosas de esta nueva Arrakis y sus conflictos.
Valoración:
Siete sobre diez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario