lunes, 27 de septiembre de 2021

Cine: DUNE

Si algo nos ha proporcionado la pandemia, a cambio de tener las carteleras bastante insulsas, es la acumulación de grandes títulos, lo que provoca que cada dos o tres semanas tengamos la oportunidad de disfrutar de una de esas películas que, de haberse repartido mejor entre el 2020 y el presente 2021 habrían aspirado a ser una de las películas del año.

Dune es una de esas, una película muy esperada, aunque en el caso de muchos con los cuchillos preparados para destrozarla antes incluso de su estreno. Y es que la sombra del Dune de David Lynch y la fama de inadaptable que tiene la novela de Frank Herbert la hacen un bocado delicioso para los haters. Y comentarios del director Denis Villeneuve definiéndola como una Star Wars para adultos o criticando el cine de Marvel tampoco es que ayude demasiado. No es de extrañar, por lo tanto, que la mayoría de las críticas que han aparecido hasta ahora la definan tanto de obra maestra como de bodrio infumable. En estos casos, los radicalismos son inevitables.

Por mi parte, yo me sitúo en un punto intermedio, aplaudiendo el resultado final pero sin ver en él la maravilla que prometían. Es una gran película, eso no lo puedo negar, pero se le ven demasiadas costuras como para que pueda alcanzar la excelencia.

Por un lado, el ritmo es algo lento, lo cual no significa que aburra en ningún momento. Las dos horas y medias que ha necesitado Villeneuve para adaptar solo la primera mitad de la novela se me antojan un poco excesivas, más si encima el montaje demuestra algunos cortes extraños que me hacen pensar que al director canadiense le habría gustado contar con al menos treinta minutos más para terminar de redondear el producto.

Es por ello que algunos fragmentos de la historia quedan algo confusos, por lo que la profundidad psicológica y política de la película queda algo deslucido para aquellos ajenos a la novela, mientras que la negativa de abrazar el espectáculo y la aventura en el sentido más lúdico de la palabra, lo que impide que uno se limite a disfrutar de la propuesta, sin importarle no acabar de entender de donde ha salido el protagonista, el concepto mesiánico del mismo o la extraña presentación del personaje interpretado por Javier Bardem.

Independientemente de ello, Dune cuenta con un impresionante elenco que funciona a todos los niveles, rozando la perfección en sus apartados técnicos, ya sea la fotografía, los efectos visuales y de sonido y con una majestuosa banda sonora de Hans Zimmer.

Dune es una película hecha a lo grande, con una gran ambición, a la que lo que más puedo echar en cara es la eliminación del subtítulo «parte uno» de los trailers, como queriendo ocultar que nos encontramos ante una película inconclusa (y por ello con un clímax algo deficiente con respecto al resto del metraje), más si tenemos en cuenta que dado el presupuesto, la recepción de parte del público y la dificultad de hacer grandes recaudaciones en tiempos pandémicos hace que no sea muy definitivo que se vaya a filmar la continuación de la misma (habría sido más sincero filmar las dos partes a la vez, como se hizo con la trilogía de El Señor de los Anillos o con Civil War/EndGame, pero imagino que en la Warner no se la han querido jugar).

De lo que no cabe la menor duda es que si obviamos estos pequeños peros argumentales (más culpa de la edición final que del guion) y no andamos buscando el clásico producto de consumo rápido y acción atropellada, Dune es una gran película. Ya era hora que la compañía que ha defenestrado el Universo fílmico de DC haya decidido dar manga ancha a un director (saliéndoles la jugada mejor que con James Gunn y su El Escuadrón Suicida), y, posibles recortes de metraje aparte, dar pie a un concepto tan antagónico como interesante: el del blockbuster de autor.

Denis Villeneuve es un director difícil, que se puede atragantar a la mínima. Una muestra clara es La llegada (que me fascino) o Blade Runner 2049 (de la que esperaba más). Pero también es, posiblemente, el único director que podría hacerse cargo de un proyecto como este.

Ahora, la gran pregunta es si va a haber continuación. Los planes de los implicados está, al igual que una serie de televisión de la que Villeneuve dirigirá el piloto, pero que eso se haga realidad es algo que aún está por ver.

Yo por mi parte, cruzo los dedos. No es que me haya volado la cabeza, pues sí deseo ver más cosas de esta nueva Arrakis y sus conflictos.

 

Valoración: Siete sobre diez.

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