Cada
vez que aparece una nueva adaptación de una obra clásica aparece el típico
debate sobre la necesidad de la misma. Uno de los ejemplos más recientes
estaría en la insulsa versión de Pinocho
de Robert Zemeckis, que era poco más que una fotocopia en live action de la película animada de Disney.
Pues bien, sin tiempo para recuperarnos tenemos aquí otra vuelta de tuerca sobre el mismo tema, esta vez en stop motion. ¿La diferencia? que Guillermo del Toro es el alma del invento, y con él las cosas no van a ser nunca previsibles ni conformistas.
Efectivamente,
aunque esté codirigida junto a Mark Gustafson, no hay duda de que es Del Toro
quien se ha involucrado al 100% en la adaptación de la obra de Carlo Collodi,
alejándose sin esfuerzo de las propuestas de Disney y ofreciendo una visión más
madura e incluso aterradora del cuento.
Esta
nueva versión de Pinocho es,
simplemente, maravillosa, incluso pese al feísmo intencionado con que dota a
alguno de sus personajes. Llevándose la historia a la Italia de Mussolini, Del
Toro regresa al escenario bélico que tan buenos resultados le dieron en España
cara componer una fábula antifascista en la que, sin alejarse demasiado de la
trama de otras películas, consigue ofrecer una mirada diferente, única, sobre
el muñeco de madera.
Pinocho es, por momentos, aterradora, pero también cautiva
con su humor ingenuo e infantil y las gotas de drama tan bien repartidas que
pilla por sorpresa al espectador, haciendo que le asalten lagrimas involuntarias
pero muy definitorias. Tanto en el aspecto narrativo como en la proeza visual, Pinocho es una obra casi insuperable,
tan oscura y cruel como tierna y alegre, un abanico de sensaciones que sacuden el
alma del espectador y le convencen de que está ante algo único, original, que
nada tiene que ver con las fantasías mostradas hasta ahora con el personaje.
Pocos
peros se le pueden poner a una película casi redonda, un desborde de
sensaciones que, una vez más, merecería haberse visto en pantalla grande.
Valoración:
Ocho sobre diez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario