sábado, 31 de diciembre de 2022

Visto en Netflix: EL MISTERIO DE GLASS ONION

Tras haber dirigido la película más polémica de la saga Star Wars, Rian Johnson bien podría haber caído en desgracia. Que se lo cuenten, si no, a Josh Trank. Y la falta de noticias sobre la trilogía que supuestamente le habían dado sobre la saga galáctica perecía confirmarlo. Pero hete aquí que el bueno de Johnson se inventó en 2019 esa película llamada Puñales por la espalda y el guion de su destino cambió como uno de los giros inesperados que a él mismo tanto le gustan.

Con un casting envidiable y Daniel Craig esforzándose por borrar el recuerdo de James Bond, Puñales por la espalda fue una refrescante reinvención a las películas de asesinatos (las murder mistery, las llaman los modernos), que habían vivido una segunda juventud gracias a las versiones de Sherlock Holmes de Guy Ritchie y de Gatiss y Moffat, y al Poirot de Kenneth Branagh.

Tal fue el éxito y el buen sabor de boca, que pronto se habló de una secuela, que no sería tal, sino una nueva historia de asesinatos desentrañada por el detective Benoit Blanc, con lo que Daniel Craig sería el único en repetir personaje. Sin embargo, el verdadero giro de guion fue que Netflix pagase una millonada por quedársela en exclusiva (junto a una hipotética tercera entrega), y pese a privarnos de ver El misterio de Glass Onion en salas de cine (excepto un efímero estreno una semana antes del lanzamiento en streaming), hemos ganado en libertad creativa.

En esta secuela, brillante e imaginativa, Johnson se ha desmelenado, apostando por un humor que mal medido podría resultar ridículo pero que casa muy bien con el toque de cinismo de la obra. De nuevo se trata de ridiculizar a gente rica (con Elon Musk como posible fuente de inspiración), pero rompiendo unos estándares que, pese a haber funcionado muy bien en la primera película, habrían resultado algo repetitivos.

Incluso el Benoit Blanc de esta secuela es más cómico y desacomplejado que en su carta de presentación, haciendo que Craig se sienta más cómodo en el papel y pueda dar un paso más en la dirección opuesta a su sobrio 007.

El misterio de Glass Onion es tan inteligente que consigue engañar una y otra vez al espectador con sus giros de guion, haciendo incluso que no nos demos cuenta de la sencillez que es, en realidad, la historia de la que parte. No es más que otro Cluedo facilón muy bien decorado y con otro reparto de campanillas, donde el personaje principal recae en Janelle Monáe que cumple con creces con el legado de Ana de Armas.

Con una dirección de fotografía excelente, el cambio de la mansión victoriana por una paradisíaca isla griega es otro de los elementos que ayudan a diferenciar ambas propuestas, haciendo más difícil superar el listón en esa prevista tercera entrega pero desando que llegue cuanto antes. Y si pueden haber cuatro, cinco o más, mejor que mejor.

Yo mismo fui de los que odió a Los últimos Jedi, pero esta saga me reconcilia con Rian Johnson, que demuestra que cuando no está ligado a un legado y tiene carta blanca para reírse de todo puede resultar genial. Lo hace, además, en un  momento de gran inspiración, pues por más que él pretenda defenderlo, el humor de Los últimos Jedi no funcionaban para nada, incluso desligándolo al misticismo de la saga, mientras que aquí todo encaja como un mecanismo de relojería.

El misterio de Glass Onion es, quizá, una de las mejores películas de este año, demostrando que los blockbusters sí pueden ser de calidad (si los Oscar vuelven a apostar por películas indie que no interesan a nadie en lugar de por títulos como este o Maverick es que no habrán entendido nada). Es enrevesada, hermosa y muy divertida. Un cóctel perfecto para una película casi redonda.

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