Aunque su creador y director es el desconocido David Weil, es el nombre de Jordan Peele el que más se asocia a Hunters. No sé hasta qué punto habrá metido mano como productor el realizados de películas como Déjame salir o Nosotros, pero se intuye que todo el tono de blacksplotation viene de su lado.
Weil, por su parte, tuvo una abuela que sobrevivió a dos campos de exterminio nazis, y es a ella a quien ha consagrado esta serie, poniendo quizá un punto demasiado personal en la misma que puede pasarle factura.
Y es que Hunters, que se vende como la historia de un grupo de cazadores de nazis en los Estados Unidos de los 70’ oscila sin demasiado sentido entre el humor más gamberro (especialmente divertidos son los cortes con metalingüísticos en forma de tráileres o concursos televisivos) y la solemnidad. Es como si Weil quisiera hacer algo ágil y fresco, con toques Pulp, pero con miedo a ofender a la memoria de todos los judíos exterminados.
Por ello, esto no es una modernización de Malditos Bastardos, lo cual habría molado bastante más, y aunque tiene giros interesantes en su trama y hay acción y emoción, la serie debe soportar la losa de un ritmo muy lento y mal medido, como se demuestran en sus dos capítulos más importantes: el primero y el último. El primero, de casi noventa minutos, invita a abandonar la serie antes de tiempo, llegando a la conclusión del mismo sin saber exactamente hacia dónde quiere ir la trama. El último, con el clímax final adelantado, es una larga despedida que solo logra remontar (maldita trampa) con su cliffhanger final.
Puede que el problema esté en los flashbacks que rompen la acción. De entrada, no parece que sea necesario conocer todo el pasado del grupo para que nos afiliemos a su causa, ni precisamos tampoco volver a ver lo malvados que fueron los nazis durante la guerra. Ya lo sabemos de sobras y la serie no nos ofrece nada que no hayamos visto con anterioridad. Cierto es que, llegados a cierto punto de la temporada, el giro argumental obliga a cierta implicación con ese pasado de los protagonistas, pero podría ser ya demasiado tarde para muchos espectadores. Además, que durante muchos momentos de la trama uno tenga más interés en ver lo que están haciendo los malos en lugar de preocuparse por los buenos quiere decir algo.
En fin, que si uno se arma de paciencia y sabe aceptar la mezcla de géneros algo alocada, Hunters puede tener suficientes alicientes para darle una oportunidad, aunque solo sea por ver a Al Pacino en un papel más protagonista de lo que uno podría imaginar y pasárselo pipa con Josh Radnor, quien sabe sacudirse de su rol de Cómo conocí a vuestra madre con mérito.
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