A ciegas supone el último gran estreno del año para Netflix en otra apuesta lujosa cargada con grandes nombres de la industria que, aunque no llegue a ser una película memorable, si cumple suficientemente bien con sus expectativas, resultando ser un entretenimiento angustiante que engancha al espectador desde la primera secuencia.
La historia, escrita por Eric Heisserer, autor del libreto de La llegada, a partir de una novela de Josh Malerman, nos presenta una nueva amenaza, de incierto origen, que supondrá el final de la sociedad tal y como la conocemos. Culminando en un mundo apocalíptico, la única posibilidad de supervivencia de los protagonistas en el mundo exterior es permanecer con los ojos vendados, ya que “algo” los acecha, haciendo que su simple visión provoque la locura y los obligue a suicidarse violentamente.
No voy a negar las muchas influencias que reconocí en la película. El arranque tiene una semejanza argumental similar a la de El incidente, de M. Night Shyamalan, aunque A ciegas avance de manera mas satisfactoria, y ver cómo un grupo de desconocidos se refugia en el interior de una casa, obligados a entenderse entre ellos pese a sus evidentes diferencias me rememoró a La Niebla, la estupenda adaptación que Frank Darabont hizo de la obra de Stephen King. Además, Heisserer no quiere pecar de tramposo y, conocedor de que el espectador conoce bien las reglas de la partida, pone las cartas sobre la mesa desde el minuto uno y, confrontando dos líneas temporales diferentes, vemos a la protagonista sola con dos niños huyendo desesperadamente por un río (aquí me vino a la mente Río Salvaje, con Meryl Streep), de manera que cuando se nos indica que el relato del principio de la “epidemia” (por llamarla de alguna manera) es cinco años antes ya se nos indica que solo ella sobrevivirá del grupo de refugiados de la casa, de manera que lo importante no es el qué, sino el cómo.
Liderado el casting con una muy solvente Sandra Bullock, la película tiene un interesante plantel de secundarios, donde destaca el nombre de John Malkovich, pero pudiendo reconocer también a Sarah Paulson (que ya coincidió con Bullock en su anterior película, Ocean’s 8) o a Rosa Salazar, la inminente Alita de Robert Rodriguez, mientras que tras los mandos se encuentra la oscarizada Susanne Bier. ¿Qué puede llevar a una directora de prestigio como Bier a realizar un survival horror como este? Posiblemente, lo que se encuentra entre las sobras. Y es que lo más interesante de A ciegas está en las lecturas ocultas que contiene, esa metáfora sobre el temor a lo desconocido que, en el caso de la protagonista, se representa ante la falta de responsabilidad y su imposibilidad de aceptar su inminente maternidad, dudas existenciales que culminan en la decisión que esta debe tomar ante una nueva amenaza (los rápidos del río) y cuya resolución definirán quién y qué es en realidad.
En fin, interesante drama de terror, con momentos aterradores y otros demasiado reconocibles, que cumple con las expectativas y supone otro interesante pasito de Netflix por codearse con las grandes productoras de Hollywood, rodeándose cada vez de más nombres ilustres (recuerden las películas de los hermanos Coen o de Alfonso Cuarón) que no hace más que calentar motores respecto a lo que llegará en el 2019.
El año empezó casi con la fantástica Un lugar tranquilo, en la que una familia debía sobrevivir a un mundo inhóspito sin poder hacer ningún ruido, y termina con la historia de otra familia que debe sobrevivir en un mundo inhóspito sin poder ver nada. El ciclo sensorial se ha cerrado.
Valoración: Siete sobre diez.
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