domingo, 23 de diciembre de 2018

SPIDER-MAN: UN NUEVO UNIVERSO

En lo que llevamos de siglo, los fans del trepamuros hemos disfrutado de una trilogía de películas dirigidas por Sam Raimi, de una segunda saga (Amazing y su secuela) de Marc Webb que dejaron la historia inconclusa y del consiguiente reboot a manos de Jon Watts que representaba la tercera encarnación del héroe, esta vez dentro del MCU, que ya se había dejado ver en Capitán América: Civil War y que volvería para Vengadores: Infinity War. Ante esta multitud de variantes de Spider-man, cabría preguntarse: ¿hacía falta otra nueva historia, con nuevo personaje y nueva explicación de su origen? 
Vista Spider-man: un nuevo universo, la respuesta está bien clara: Desde luego que sí. Spider-man: un nuevo universo no solo es la mejor película de Spider-man que he ha hecho hasta la fecha, consiguiendo por fin adaptar toda la esencia del personaje y consiguiendo una transcripción casi perfecta de las viñetas a la pantalla, es que casi se podría considerar como una de las mejores películas de superhéroes de todos los tiempos.
Para los despistados (que siempre hay alguno) déjenme recordarles que estamos ante una película de animación. Sony (que no Marvel) se ha liado la manta a la cabeza y después de no haber sabido comprender lo suficientemente bien al personaje (ni a Venom, ya que estamos, pero eso es otra historia), ha decidido arriesgar y producir una de las películas más extrañas y alucinantes que se hayan podido ver jamás. Y no solo por su argumento (a ver cuanto niño entiende esto de los universos paralelos y las teorías cuánticas), sino por el estilo de la animación, que rememora el dibujo en 2D de una manera increíble y rompiendo todos los esquemas de lo que habíamos visto hasta ahora.
La base de Spider-man: un nuevo universo nace de dos sagas del comic que, si bien no han sido trasladadas literalmente, si se han mantenido muy fieles a las fuentes originales. Por un lado, no se trata del Spider-man que ya conocíamos, identidad secreta de Peter Parker, sino de Miles Morales, un afro-latino nacido de la mente de Brian Michael Bendis en Spider-man Ultimate, un universo alternativo donde Peter Parker muere y el joven Miles hereda el poder y la responsabilidad. Por otro, Dan Slott, en la colección The Amazing Spider-man, reutilizó a un villano llamado Morlum (de lo poco que no se mantiene por el film, cosa que me parece una cierto por la complejidad que habría supuesto) para hacerlo viajar a través del espacio-tiempo, obligando a varios Spider-man de universos paralelos a hacer frente común a la amenaza.
Así, el Miles Morales que protagoniza el film es un calco de la versión de Bendis, mientras que Spidrman Noir nació de la imaginación de David Hide, Spider Gwen de debe a Jason Latour y Robbi Rodríguez, Spider-Ham tuvo su origen de la mano de Tom DeFalco y Mark Armstrong en una colección paródica datada en 1983 y Peni Parker y su SP//dr fueron creados para el evento Spiderverso de Slott como homenaje al género Manga. Además, la película nos presenta dos Peter Parker, el que comparte universo con Miles (y que podría ser el mismo de las películas de Tobey Maguire) y otro de un Universo alternativo en la que ya es un adulto, divorciado y con unos quilos de más.
¿Complicado? Pues esto no es nada…
La historia de la película cuenta como, tras el abandono de su mujer y su hijo y su posterior muerte en un accidente, Wilson Fisk, con ayuda de una Doctora Octopus, crea un portal interdimensional con el fin de rescatar a otras versiones de ellos y traerlos a su propio mundo, sin importarle las consecuencias que sus actos puedan tener en el continuo espacio-tiempo.
Semejante locura sin duda sería demasiado demencial para una película de acción real, en la que se suele exigir un mínimo de lógica y coherencia narrativa, pero esto es puro comic, son las viñetas transformadas en imágenes en movimiento, y aquí todo funciona a la perfección. La película avanza como un espectáculo cargado de humor y desenfreno, pero sin renunciar a un toque muy inteligente de autoparodia (esa insistencia en explicar los orígenes de cada personajes, por ejemplo) o incluso a la dosis justa de emotividad que demuestra que, aparte de espectáculo, esto también tiene alma.
Los cerebros detrás de todo esto son Phil Lord y Christopher Miller, productores y alma máter del proyecto, conocidos por sus trabajos como escritores y realizadores en La Lego Película e Infiltrados en clase y su secuela y despedidos antes de tiempo del set de Han Solo (me pregunto si, en vista de los resultados, en Disney no se habrán tirado de los pelos más de uno). Ellos son los impulsores de un proyecto muy arriesgado por el estilo de animación poco convencional, que rompe moldes y, salvo algún ligero momento de confusión en su tramo final, luce de manera impecable. Realmente, pocas veces se había conseguido una traslación tan fiel de un tebeo (más allá de las fotocopias fotográficas que fueron 300 o Sin City) y todo ello sin renunciar a una historia maravillosa, en la que el espíritu que Stan Lee inculcó en su personaje estrella se mantiene inamovible y que supone la versión arácnida definitiva.
Spider-man: Un nuevo Universo es casi perfecta en su forma y en su fundo, una hermosa y muy digna manera de rendir homenaje a Lee (el primero de os muchos que van a venir en breve) y a Ditko (ambos fallecidos en este 2018) y una maravillosa aventura en la que todo tiene cabida, desde la seriedad más sombría de la versión Noir hasta el despiporre de los dibujos animados más cartoon, y que con sus casi dos horas de metraje se hace increíblemente corta. Es tan grandioso todo lo que está sucediendo en pantalla, que a uno le habría gustado que durase al menos dos horas más para poder enamorarse un poco más de esta Gwen superviviente, de este Peter redimido y, sobre todo, de ese adolescente llamado miles que todavía tiene un mundo por descubrir.
Afortunadamente, ya hay datos sobre la secuela y, si van por el camino que indica su inevitable escena postcréditos, el listón va a ponerse todavía más alto.
Tiempo al tiempo.

Valoración: Nueve sobre diez.

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