Debería
haber terminado el año hablando sobre el último estreno importante de la
semana. Lo que esconde Silver Lake es
una estupenda película de la que se debe hablar. Ya lo hice en su momento
cuando tuve la suerte de verla en el pasado Festival de Sitges, pero ya se sabe
que en medio de las maratones y ante un público entregado, a veces la
percepción puede variar de cuando se ve una película en una sala de cien
convencional, sin aplausos que jadeen cada muerte ni sintiendo como el
agotamiento hace mella en tu cuerpo y tu mente. Por eso había decidido volver a
hablar de ella tras un nuevo visionado.
No
ha podido ser porque las salas en las que se ha estrenado han sido mínimas,
algunas en sesiones y días concretos.
Esto
no es ninguna novedad. La semana pasada mismo me las vi y me las deseé para poder
disfrutar de Ana y el Apocalipsis, película
que venía precedida por críticas muy entusiastas. ¿Recuerdan hace unos meses el
estreno de Mandy, la película
dirigida por Panos Cosmatos a mayor gloria de Nicolas Cage? ¿No? Yo tampoco.
Porque fue igual de invisible.
Y
no es un problema que afecte solo al fantástico. Ya hubo una distribución igual
de pésima con Quien te cantará, posiblemente la mejor película española del
año.
Peor
todavía: Os voy a mencionar algunas películas que ni siquiera se han estrenado
(ni hay esperanzas de que lo hagan): Ingrid
goes west, premiada en los Independent
Spirit Awards, con un 85% de votos favorables en Rotten Tomatoes y con Aubrey Plaza y Elizabeth Olsen, Brawn in the cell block 99, aquella
salvajada de S. Craig Zahler con Vince Vaughn, Brigsby bear, de la que dicen es la mejor película en la
filmografía de Mark Hammil, Vidas de
mujer, con un reparto estelar encabezado por Laura Dern, Michelle Williams
y Kristen Stewart, Mujeres del siglo XX,
que incluso tuvo una nominación a los Oscar a la mejor actriz protagonista para
Annette Bening, El profesor Marston y
Wonder Woman, el biopic del autor de la Mujer Maravilla, y eso por no
retroceder en el tiempo y recordar los casos de A la caza de los ñumanos, John Wick, The Raid, etc.
No
quiero ser más papista que el Papa y decir a las distribuidoras lo que deben
estrenar y lo que no, faltaría más, ni cómo deben hacerlo. Pero sí me indigna
que, ante el desprecio que muestran hacia cierto tipo de películas de demostrada
calidad (o, como mínimo, interés), se llenen la boca profiriendo insultos y
escupiendo culebras contra las plataformas digitales (encabezadas por Netflix) por decir que están matando al
cine.
Para
empezar, si no fuera por plataformas como Filmin,
Movistar o la propia Netflix, muchas de esas películas serían
imposibles de ver. Recuerde, si no, el caso de la estupenda Aniquilación, que
no se estrenó en cines porque (decían) era demasiado inteligente para el
público medio.
Y
después de las polémicas con festivales como Cannes llega Roma y se reactiva de nuevo todo el odio. Y eso que, pese a ser una
película producida (es decir, pagada) por Netflix,
esta dio la posibilidad de que se estrenara en cines, tal y como parece ser que
podría suceder en el 2019 con The
irishman, de Scorsese. Lo que ocurre es que, a los cines, esto de estrenar
una semana y que a la siguiente se pueda ver en Netflix no les parecía bien. No
les valía la pena, decían. Aunque estrenar otras películas que sí están hechas
para el cine en pocas salas y en pocos horarios sí es buena idea, ¿verdad?
La
gota que ha colmado el vaso es que tras el boicot que se ha hecho a Roma (el propio Cuarón aseguró que no
había ningún tipo de imposición, como se ha rumoreado por allí, y que cualquier
cine que quisiera distribuirla solo tenía que pedirla), van y los de la cadena
Yelmo emiten en directo, en todos sus cines, la final de Operación Triunfo. ¿me he vuelto idiota o esa es la contradicción
más estúpida que se me puede ocurrir?
Y
para colmo, en los Verdi de Barcelona (que es uno de los tres únicos cines que
sí han apostado por roma), la película llenó las salas y las sigue llenando
incluso después de que estuviese disponible en streming.
Una
anécdota: Phil Contrino, presidente de la Asociación
de dueños de cines norteamericanos, era una de las voces más altas en
contra de Netflix, hasta el punto que
llegó a encargar un estudio para demostrar lo dañino que la plataforma era para
las salas de cine. Pues bien, el estudio termino concluyendo que la mayoría de
usuarios de Netflix era consumidor habitual de cine en salas comerciales y que
una opción no era sustitutiva, sino complementaria de la otra. Así, incluso se
podría llegar a afirmar que Netflix, en lugar de dañar al cine, lo ayuda a
potenciar.
Y
eso, por no hablar de los autores que han encontrado en las plataformas una
libertad que no habrían encontrado en estudios cinematográficos habituales. ¿Imaginan
a Cuarón llevando su guion de Roma a,
por ejemplo, Warner? Scorsese, que
lidera el proyecto más esperado del año (fuera del terreno de los blockbusters, of course), no consiguió financiación hasta que Netflix decidió apostar por él y hasta Sandra
Bullock (bastante olvidada últimamente, pese a haber protagonizado éxitos
recientes como Gravity u Ocean’s 8), ha logrado su mayor éxito
(casi un hito, batiendo récords) con A ciegas, uno de los últimos estrenos de Netflix.
Pero
bueno, supongo que esto no es más que la pataleta de fin de año y que no vale
la pena hablar a oídos sordos. Mi consuelo es que, gracias a las plataformas,
muchas películas invisibles podrán ver la luz, aunque para otras (ahora que el
concepto “directa a vídeo” es casi un chiste) habrá que esperar un tiempo. Pero
no os preocupéis, que las películas de terror de bajo presupuesto, por
infumables que sean, se podrán ver en cine, aunque sea para ver a lo grande una
pantalla de ordenador. Y cosas como Holmes
& Watson, que tiene un 5% de votos positivos en Rotten Tomatoes, repudiada por crítica y público (se dice que es de
esas películas que hacen que la gente abandone las salas a mitad de la
proyección) y que ni siquiera Netflix
quiso en su momento (y eso que es una comedia y eso siempre le va bien a la plataforma,
no en vano tiene un contrato en exclusiva con Adam Sandler), tienen fecha de
estreno en nuestro país.
Así
que sí, quedad tranquilos. No tendréis problemas para ver a Will Ferrer
haciendo el chorras o pasar miedo (es un decir) con La Llorona. Pero para ver qué secreto se oculta bajo Silver lake os
tendréis que dar prisa y hacer encajes de bolillos con vuestra agenda. Para otras,
ni eso…
¡Ala,
ya me he desahogado! Lo necesitaba.
Ahora
sí, feliz fin de año y nos leemos en el 2019…
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