sábado, 22 de diciembre de 2018

CRÓNICAS DE NAVIDAD

Ya tenemos las navidades casi encima, y en estas fechas resulta casi inevitable encontrarse con un producto infantil que se dedique a elevar el espíritu navideño y a recordarnos que Papá Noel (o Santa Claus, cada uno a su gusto) existe, que los niños deben ser buenos y que las familias deben quererse mucho. Luego, pasado ya el año nuevo, todos podemos volver a odiarnos como si nada…
El caso es que el producto estrella de este año no se ha visto en cines, sino en (¿Cómo no?) Netflix, y ha sido bajo el título de Crónicas de Navidad.
No nos llevemos a engaño. Crónicas de Navidad es una película muy flojita, digna heredera de las tv-movies de toda la vida si no fuese por cierto elemento mágico que eleva un poco (pero no demasiado) el presupuesto y por la presencia de Kurt Russell como protagonista estelar que sin esforzarse demasiado consigue levantar la película simplemente haciendo gala de su carisma.
La historia es más o menos la de siempre. Unos hermanos que se llevan a matar entre ellos descubren que Papá Noel es real y terminan metiéndose en un lio que bien podría terminar con las navidades. Para evitarlo, deben ayudar a papa Noel a terminar de entregar sus regalos antes de que amanezca y tenga que volver a casa (sí, al parecer el guionista de esta película no sabe que hay distintos usos horarios alrededor del mundo).
El caso es que se trata de una película simpática y bienintencionada, apta para los niños que quieran seguir creyendo en la magia, pero muy justita para un público más adulto, que solo disfrutará con alguna chanza del bueno de Russell (como su ingenua forma de tratar de convencer a la gente de que él es el verdadero papa Noel) y alguna broma interna, como la inesperada presencia de Mamá Noel. Por lo demás, se podría destacar la presencia de los Elfos como un intento de clonar a los Minioms en carne y hueso, pero el presupuesto no daba para mucho y eso se nota.
En fin, una simple propuesta para poder ven en familia la tarde de Navidad en la tele sin impedir que su visionado se compatibilice con cualquier otra tarea doméstica. No hace falta mucha concentración para seguir su argumento, eso seguro.
Y sí, efectivamente, el aprobado de mi nota final se debe a la imposición de mi espíritu navideño. ¿Acaso lo dudaban?

Valoración: Cinco sobre diez.

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