Hace ahora cuatro años, el director Levan Gabriadze se sacó de la manga una peliculita llamada Eliminado, que con un presupuesto de alrededor de un millón de euros recaudó alrededor del mundo la friolera de sesenta y cuatro milloncejos. Un negocio redondo, vamos.
En Blumhouse no son tontos y, con los que les gusta eso de ganar duros a cuatro pesetas, se han sacado de la manga una especie de continuación, convirtiendo aquella película casi experimental en una especie de saga, con Stephen Susco, guionista habitual de productos de terror, en el nuevo director.
Eliminado: Dark Web no es una secuela en sí, sino una nueva historia copiando los mimos elementos. Es decir, que estamos todo el rato ante la pantalla de un ordenador, de manera que el espectador se convierte en una especie de protagonista (pasivo, eso sí). El recurso funcionaba bien en la primera peli y no está mal tampoco en esta, pero ha perdido originalidad y frescura. Este mismo año, sin ir más lejos, hemos tenido la mucho más inteligente Searching…
Así que, descartado el elemento sorpresa que conferían a la película la etiqueta de ser algo diferente, lo único que queda es dejarse llevar por una intrincada historia de conspiraciones, círculos ocultos y fantasmas cibernéticos que, jugando a lo mismo (un grupo de amigos conectados en red que van muriendo uno a uno), resulta mucho más retorcida y macabra, lo cual resta también credibilidad al asunto.
Como siempre, el desconocimiento del mundo informático juega a favor del guion, que mantiene el suspense gracias a no exigir una suspensión de la credibilidad muy forzada ante las proezas tecnológicas tanto de los protagonistas como de los villanos, y se intuye un punto de concienciación social inicial con la subtrama de las dificultades de comunicación entre el protagonista y su novia sordomuda que, como es habitual en estos casos, se diluye a medida que avanza la acción para convertirse en un simple recurso narrativo.
Con sus carencias y necesidad de buena voluntad para tragarse el final propuesto, la película es suficientemente entretenida como para dejarse ver, sin aportar tampoco nada novedoso al género ni aspirar tampoco a hacerlo.
Valoración: cinco sobre diez.
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