sábado, 6 de octubre de 2018

SEARCHING...

Poco o más bien nada me apetecía esta película cuando supe de ella. No estoy en contra de las nuevas tecnologías,. Y siempre es bueno experimentar en el cine y arriesgar por hacer algo diferente, pero me aburría soberanamente eso de ver una película cuya acción se produjera en su totalidad en la pantalla de un ordenador. Precisamente hace unos días había visto un episodio antiguo de la divertida sitcom Modern Family en la que todo se ve desde el iPad de una de las protagonistas y me pareció un tremendo rollazo.
Sin embargo, había que darle una oportunidad, ya que aun sin ser algo tremendamente original, lo precedentes no era malos del todo. Open Windows, de Nacho Villalongo, era tramposa y regulera, pero tampoco estaba mal, mientras que Eliminado conseguía crear una historia de terror mucho más efectiva que las tontadas de turno (sí, me refiero a La Monja y sus compañeros de juego) utilizando para ello simplemente la interfaz de una sala de chat.
Searching..., sin embargo, va más allá y, aun haciendo alguna que otra trampa (hay momentos en que con la excusa de dejar la cámara de skype encendida vemos al protagonista haciendo cosas alejadas del ordenador, como hablar por el móvil), consigue transmitir una historia de suspense empleando para ello todos los recursos visibles desde la pantalla de un ordenador.
La clave de que Searching... sea una gran película, más allá del ingenio de saber dar forma a una historia explicándola únicamente mediante recursos informáticos, está en que cuenta con un guion de verdad, bien elaborado y que, en una historia narrada tradicionalmente, habría funcionado igual de bien.
David Kim es viudo y su hija adolescente es lo único que le queda. Por eso, cuando ella desaparece sin dejar rastro cree enloquecer y, ante los pocos resultados que la investigación policial parece prometer, decide buscarla por su cuenta, siendo el ordenador de su hija su única herramienta para ello. Llegados a este punto, conviene destacar la fabulosa presentación de los personajes y de su historia, en un inesperado homenaje al arranque de Up que consigue ser casi igual de emotivo.
A partir de ahí, el debutante Aneesh Chaganty se las apaña para componer una historia de intriga que, pese a las limitaciones visuales, consigue un buen desarrollo de personajes que ayudan a empatizar con el sufrido padre, siendo la película, por ello, un buen drama. Hay tiempo, incluso, para una mirada critica a los medios de comunicación, que tan pronto convierten al protagonista de héroe a villano o viceversa, aunque, puestos a ser un poco exigentes, se echa en falta algo más de crítica hacia el abuso de las redes sociales. Solo al principio se intuye la soledad de la protagonista pese a los cientos de amigos virtuales que puede tener y a la ausencia de personalidad (de identidad, incluso) que las redes ofrecen, pero el mensaje parece diluirse a medida que avanza la trama.
En resumen, una interesante historia de intriga con una original manera de ser narrada que, en contra de lo esperado, no resulta nada cargante.

Valoración: siete sobre diez.

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