Jota Linares es un director y guionista especializado en cortos que debuta en el largometraje con Animales sin collar, una especie de thriller político con tintes de drama familiar que parece concebido para mayor gracia de Natalia de Molina.
Con semejantes argumentos, podríamos tener en mente algunos de los éxitos del cine español más reciente, de manera que Animales sin collar hereda de Todos lo saben y Petra ese aroma de enredo familiar con secretos que regresan del pasado para atormentar a los protagonistas junto con la crónica de denuncia política que tenía El reino.
Animales sin collar propone la existencia de un político honrado, un hombre de ideales claro que aspira a progresar con limpieza en su carrera, siempre de la mano de su amante esposa. Pero no todo termina por ser lo que parece, y la situación terminará por escapársele de las manos.
Por mucho que pueda interesar la idea de un político decente, y el buen trabajo de Daniel Grao dándole vida, es el personaje de su mujer, con el siempre excelente trabajo de Natalia de Molina detrás, quien centra la atención del relato, hasta cierto punto que es ella, con sus actos y sus cambios de carácter, quien lleva el propio ritmo del film y lo transforma a medida que avanza la trama.
Lo que en principio parecía una simple intriga palaciega que iba a derivar en la moraleja de que no hay nadie limpio en el mundo de la política resulta finalmente un cuento sobre la hipocresía y los dobles valores y se impone como propuesta casi feminista con el consabido empoderamiento de la esposa del político, una figura siempre en las sombras que, una vez liberada del metafórico collar del título, juega su papel clave en la historia.
Linares consigue mantener el interés de la película en todo momento, consiguiendo una propuesta interesante que, sin embargo, queda muy por debajo de las tres películas anteriormente mencionadas y que, por su proximidad en su estreno, es imposible obviar. Por ello, Animales sin collar queda como una simple propuesta más para dibujar la España actual (en este casi en su versión más rural) que no termina por despuntar en ningún momento y a la que le falta un poquito de garra para conseguir llegar a ser una película realmente recordable.
Interesante y muy correcta, plagada de buenos trabajos interpretativos, pero con poco más que aportar.
Valoración: Seis sobre diez.
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