sábado, 20 de octubre de 2018

FIRST MAN

Lo primero que hay que reconocer al enfrentarse a First man es la valentía de su director, Damien Challeze, de alejarse de su zona de confort musical, después de haberse dado a conocer con Whiplash y deslumbrar con La Ciudad de las Estrellas (La la land). Por otro lado, esa valentía es a la vez una rémora para el film, que, teniendo en cuenta que el gran desenlace de la misma es de sobra conocida por todos (dejemos de lado a los escépticos), adolece de un ritmo tan lento y pesado que termina por condenar a la película al aburrimiento.
Estamos ante un retrato del astronauta Neil Armstrong, desde antes de ingresar en la NASA hasta su famoso alunizaje en 1969. No es la primera vez, ni será la última, en la que se conoce a la perfección el desenlace de una película (ahí están éxitos como los de Titanic, La Pasión de Cristo o incluso Rogue One), pero para ello debería estar la pericia del director para conseguir que pese a ello el film resulte emocionante. Sin salirnos del tema, el Apolo 13 de Ron Howard es un claro ejemplo de ello. Sin embargo, parece que Challaze no confíe demasiado en sus dotes para marcar el ritmo (algo contradictorio para tratarse de un director tan dotado para la música) y prefiere dejar todo el peso de la historia en el aspecto más intimista de la misma. Así, First man es una sucesión de primeros planos de Ryan Gosling y del interior de cabinas espaciales desde su punto de vista, recargando la narración en el drama personal del protagonista (la muerte de una hija) y dejando que su relación con su esposa tenga casi el mismo empaque que la propia carrera espacial.
Por otro lado, está el elemento Gosling. El protagonista de La la land es un gran actor, pero con una pasividad facial estudiada que puede resultar algo peligrosa si no se sabe controlar bien. Era una de las cosas que más lastraban a Blade Runner 2049 y lo mismo sucede en First man. Su cara de palo no hace sino amplificar esa sensación de aburrimiento y todos los que acudan a esta película en busca de contagiarse por el sueño de conquistar el espacio quedará decepcionado. No siquiera hay, hasta llegar el tramo final, planos en los que lucir el vuelo de las naves o los impresionantes paisajes espaciales. Es esta casi una versión pobre, aunque realista, de Intestellar, y lo único que puede sacarse de provecho es comprobar de primera mano la precariedad de los módulos espaciales, que parecen chatarra en comparación con las naves preparadas para surcar el hiperespacio que acostumbramos a ver en el cine de ciencia ficción, y se juguetea ligeramente con la dualidad hipócrita en las altas esferas del gobierno americano, que disfrazan con el sueño de conquistar el espacio la mera intención de vencer e algo a los soviéticos. Aunque para ver los entresijos de la carrera espacial desde un punto de vista mucho más interesante, e incluso divertido, me quedo mejor con la estupenda Figuras ocultas.
No negaré que la película remonta algo en su tramo final, cuando llegamos a la misión del Apolo 11, en la que Challaze se decide al fin a separar la cámara del casco de las naves y logra imprimir algo de emoción al film, consiguiendo que el conocimiento del espectador por lo que va a suceder se convierta ahora en complicidad (con el consiguiente enfado de los sectores más conservadores de los USA por negarles la escena en la que se planta la bandera americana sobre la superficie lunar), aunque quien más luce en estos momentos es el compositor de cabecera de Challeze, Justin Hurwitz, quien realmente aporta ese puntito emotivo que necesita la película para no condenarse definitivamente.
En resumen, un paso atrás en la carrera de Challaze, que quizá necesite regresar a donde más cómodo se mueve para recuperar energías, en una película correcta pero demasiado fría, que por querer ser muy intimista no consigue emocionar y que en ningún momento consigue transmitir la angustia y la presión que supone ser astronauta, casi carne de carnaza para el banco de pruebas que en aquel momento era la NASA, y cuyo principal interés es casi como documental sobre la figura de un hombre que, pese a haber pasado a la historia, no tenía una historia tan interesante como para ser resumida en una película.

Valoración: Cuatro sobre diez.

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