domingo, 1 de febrero de 2015

BLACKHAT, AMENAZA EN LA RED (6d10)

Aunque no podría decirse que Michael Mann sea un director situado en extremos opuestos, de esos que hacen obras maestras o pegotes insoportables, sí es cierto que cuenta con grandes aciertos en su filmografía que lo han convertido en uno de los grandes (ahí tenemos a Heat, El dilema o Colateral), mientras que otras de sus obras, aun con un sello de calidad mínimo y un entretenimiento garantizado, terminan por caer en el olvido, como Corrupción en Miami, Enemigos públicos y, me temo, Blackhat, amenaza en la red.
Mann tiene, además, un estilo de dirigir muy particular, no excesivamente vistoso y que, sin llegar al abuso de movimientos nerviosos de Paul Greengrass, roza en ocasiones el formato documental, con una cámara en mano poco estable y una iluminación sucia ausente de colorido.
Si a esto le sumamos que alejado de la capa de Thor Chris Hemsworth parece no gozar aún de la simpatía del público (aunque yo nunca me cansaré de alabar su James Hunt de Rush), la cosa parece cantada.
Pero si nos dejamos las fobias en la puerta y nos acercamos a Blackhat dispuestos a pasar un buen rato e evasión con un thriller intrigante que, de paso, nos alecciona sobre los peligros de la excesiva conectividad informática en estos tiempos, lograremos un grato entretenimiento, con escenas trepidantes, giros sorprendentes y todo aquello que le podemos exigir a una buena película de intriga.
Cierto es que, si nos ponemos muy tiquismiquis, hay mucha parte del argumento que pueda parecer un galimatías para todos aquellos que no seamos expertos tecnológicos, pero yo me pregunto, ¿y qué? ¿No os ha pasado nunca viendo una peli de James Bond (por no hablar ya de las basadas en John LeCarré) que de repente os dais cuenta de que no tenéis ni idea de cómo ha descubierto el prota el paradero del malo pero os da igual porque a la siguiente escena hay una persecución espectacular y te olvidas de todo lo anterior? Pues algo parecido sucede en esta Blackhat, amenaza en la red, en la que muchas veces no se puede seguir el ritmo de los investigadores en una compleja trama para desestabilizar la economía mundial pero tampoco nos importa mucho. Es lo que tiene el cyberterrorismo. Es como si para entender la complejidad de una peli en la que los malos son extremistas islámicos pretendiésemos sabernos el Corán de pe a pa.
Mann logra un producto interesante y emocionante, con buenos momentos dramáticos y sacando provecho a Hemsworth, que a mi personalmente si me convence, sin más pretensiones que la de ofrecer un buen policíaco  e impactando sin necesidad de recurrir a espectaculares explosiones o efectos digitales cargantes para mantener nuestro interés.
Al final, resultará ser un Mann menor, alejado de sus más recordados títulos, pero aun así, es un buen Mann, lo cual no es poco.

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