Toc toc (no confundir con la película Know know de Eli Roth que aquí se tradujo de igual manera) es una obra
de teatro que se convirtió en uno de los fenómenos de la temporada por su
alocado sentido del humor.
Era
cuestión de tiempo que la historia diese el salto al cine y Vicente Villanueva,
que hace no mucho estrenó Nacida para
ganar, ha sido el responsable de darle forma al proyecto.
Con
un reparto de grandes nombres que garantizan por sí mismo el interés de la
película, Toc toc chirría un poco en
la conversión del formato. Aunque Villanueva saca las cámaras en algún momento
fuera de la estrafalaria consulta del psicólogo que era el escenario central en
el teatro, se notan demasiado esos orígenes escénicos, resultando la acción demasiado
acartonada. Hay quien se pueda quejar también de que la fidelidad es tal que,
quien conociera la ora no va a poderse sorprender ante el desenlace, pero no se
deben preocupar por ello. Es todo tan obvio que cualquiera puede adivinarlo de
antemano. Tampoco es que importe demasiado. Aquí de lo que se trata es de reírse
y pasarlo bien. Y eso, a cuenta gotas, lo consigue.
La
cosa va de un grupito de disfuncionales que presenta cada uno una tipología de
enfermedad mental diferente, casi un catálogo similar al que Paco León proponía
en Kiki en referencia al sexo. Todos
los protagonistas se encuentran en la sala de espera de un psicólogo que llega
con mucho retraso y, como si de una obra de Agatha Christie se tratase, deberán
interactuar entre ellos para conocerse unos a otros y sobrevivir a la
experiencia.
Hay
grandes cómicos en plantilla, y todos ellos hacen un buen papel, pero el guion
no es suficientemente redondo para conseguir ser todo lo desternillantemente
que se propone, y aunque en ningún momento aburre, la ansiada carcajada es
sustituida, en demasiadas ocasiones, por una simple sonrisa.
Así
pues, la película se deja ver con agrado, pero nunca alcanza ese nivel de
genialidad que tenía, sin ir más lejos, el mencionado título de León (que aquí
hace uno de los papeles principales) ni se aprovecha al máximo la vis cómica de
Alexandra Jiménez. Una oportunidad perdida para hacer una gran comedia, que se
queda a medias tintas y resulta, simplemente, entretenida.
Valoración:
Seis sobre diez.
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