Comanchería no solo fue una de las mejores películas del año pasado, colocándose entre las nominadas al Oscar pese a su origen independiente, sino que supuso también la consagración de su guionista, Taylor Sheridan, que ya había empezado a destacar gracias al libreto de Sicario.
Con Wind River, donde además debuta como director, Sheridan cierra una especie de trilogía sobre los conflictos fronterizos, esas zonas en tierra de nadie donde la desolación lo domina todo y de la que es difícil escapar.
Sin las gotas de humor de la brillante película de David Mackenzie, Wind River versa sobre la investigación de un asesinato en una pequeña reserva india en el estado de Wyoming, una zona que no parece importarle a nadie y por lo que el FBI envía a una novata al frente de su primer caso.
En medio de unos hermosos paisajes nevados, tan bellos como mortales, la agente Jane Banner, con la ayuda del rastreador Cory Lambert, hará un recorrido por la américa más olvidada, de perdedores atrapados por sus raíces, siendo el asesinato un simple mcguffin para que Sheridan se recree con el retrato de esa tierra de perdedores que tanto le gusta describir en sus películas, avanzando con paso lento pero firme en una trama que, eso sí, derivará en un duelo propio del oeste más salvaje.
Bien apoyado en un reparto firme, que supone el reencuentro de Elizabeth Olsen y Jeremy Renner tras sus trabajos en el Universo Marvel, Wind River es una hermosa pero triste reflexión que, por lo pronto, ya se llevó un premio en la pasada edición del festival de Cannes.
Valoración: Siete sobre diez.
Valoración: Siete sobre diez.
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