Puede crear algo de confusión el estreno de La Princesa en Disney+, dando lugar a pensar que estamos ante una producción de la Casa del Ratón y que nos vamos a encontrar con alguna versión en live-action de cualquiera de sus princesas más populares. Sin embargo, esto es en realidad una película 20th Century Studios (la antigua Fox) que Disney+ añade, en realidad, a su catálogo de Star (en origen fue estrenada directamente en Hulu).
Hago
esta aclaración porque quizá haya un público muy familiar que no cuenten con la
orgía de violencia y muerte que ofrece esta película, que pese a partir como un
cuento de hadas más (una princesa es encerrada en lo alto de un torreón por
negarse a cumplir con su destino de casarse con un príncipe que garantizaría,
en teoría, la prosperidad del reino, carente de un heredero varón. Es evidente el discurso
feminista de la propuesta, con una princesa independiente y una crítica al
patriarcado de la época, pero poco más se puede sacar de una película que
parece concebida a mayor gloria de Joey King (quien, al parecer, ha
interpretado en persona la mayoría de escenas de lucha), quien mejor parada
sale del invento. Entiendo los motivos de la joven para aparecer en este film
(al fin y al cabo, pese a ser una cara muy reconocible gracias a sus trabajos
en Expediente Warren, Asalto al poder, Independence Day: contraataque, Slender Man o, sobretodo, la saga de Mi
primer beso, no siempre se tiene la oportunidad de ejercer como
protagonista absoluta de una película supuestamente importante), pero me
asombra más la presencia de actores tan desaprovechados como Dominic Cooper o Olga
Kurylenko, que prácticamente pasaban por ahí y cobraron su cheque.
Y
es que lo peor de la película es su guion. O, mejor dicho, la carencia del
mismo. Como si de un remake para adolescentes de Redada Asesina se tratase, la
película se limita a ofrecernos a la princesa de marras peleando con todo aquel
que se cruza en su camino, como superando pantallas de un videojuego, sin que tampoco
las coreografías sean nada del otro mundo. John Wick invita a pasarse horas y más horas viendo su desborde de violencia
gratuita, pero no es este el caso.
Y
es que si he empezado señalando que estamos ante una película demasiado
sangrienta y violenta como para ser considerada familiar, también hay que
destacar que es demasiado poco sangrienta y violenta como para contentar a los
amantes de este estilo de cine, que se terminarán aburriendo ante la simple
paliza a masillas sin que haya nada interesante, más allá del mencionado
discurso feminista, que contar.
La
pillé con ganas, pero me invitó a pegar más de una cabezada que, ¡oh,
sorpresa!, no me impidieron seguir el argumento sin problemas.
Valoración:
Cuatro sobre diez.
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