martes, 5 de julio de 2022

Cine: BLACK PHONE

Comenta un personaje de mi última novela, El hombre de trapo mataba por amor, la coincidencia de que muchos directores responsables de blockbusters de superhéroes hayan iniciado sus carreras en el mundo del terror. Así, Sam Raimi hizo la trilogía de Posesión Infernal antes de enfrentarse a la saga de Spider-man y regresar al mundillo con Dr. Strange y el multiverso de la locura, John Watts debutó con Clown antes de hacerse mundialmente famoso por su visión del Spider-man de Tom Holland, Jack Snyder tiene más éxito con sus películas de zombis que con su aproximación al Supermany al Batman de la Liga de la Justicia y poco hay que señalar de la carrera de James Wan antes de Aquaman.

Algunos de ellos regresaron al género después de comprobar lo agotador que pueden ser las adaptaciones comiqueras, y el caso de Scott Derrickson es un buen ejemplo de ello. Después de mostrar su valía en El exorcismo de Emily Rose, Sinister  o Líbranos del mal antes de derrochar imaginación visual en Dr. Strange, y fue su deseo de ahondar en el terror lo que finalmente lo apartó de su secuela para regresar al cine más pequeño de la mano de Blummhouse y dar a luz esta Black Phone.

Aunque ambientada en los años setenta, Black Phone tiene mucho de Strangers things, como si de un reverso (aún más) tenebroso de aquella se tratara, a la vez que rememora el espíritu de muchas obras de Stephen King (no por casualidad la película adapta un relato corto de Joe Hill, hijo del escritor de Maine). De nuevo con Ethan Hawke como aliado, Derrickson (que también firma el guion junto a su inseparable Robert Cargill) se las apaña para sacar oro del relato corto de Hill, enriqueciendo el cuento de fantasmas original y creando un mundo a su alrededor de gran riqueza, haciendo un verdadero esfuerzo por crear unos personajes interesantes y muy bien escritos y consiguiendo aunar dos interpretaciones muy talentosas en el rol de los niños protagonistas, Mason Thames (que tan solo había hecho un par de cosillas en televisión) y, sobretodo, Madeleine McGraw (con una carrera más extensa pero cuyo papel más destacado hasta le fecha era la de la Hope niña en Ant-man y la Avispa).

Black Phone gira alrededor de un secuestrador de niños (impagables las máscaras diseñadas por Tom Savini que ocultan el rostro de Hawke) y los intentos de la última de sus víctimas por escapar con vida, ayudado por las voces que escucha a través de un teléfono negro aparentemente roto. Estos elementos, prácticamente calcados del relato original, sirven como base para una estupenda historia de fantasmas con un estupendo retrato de la adolescencia (con el dolor por la pérdida y el abandono por en medio) donde hay cabida para el maltrato, el duelo y el buling sin que ningún elemento desvíe la atención de la aterradora historia principal.

Black Phone no es terror puro, y por ello no hay que buscar un exceso de sustos gratuitos (aunque alguno hay, pero muy medido y muy bien colocado), sino una atmósfera insana y muy desasosegante que mantiene en vilo al espectador, casi sin respiración, hasta un desenlace en el que no se encuentran todas las respuestas que uno podría plantearse, pero que ni falta que hace. Esta es, como ya he dicho (y no es gratuito que este sea precisamente el título del recopilatorio en el que se ha publicado el mencionado relato), una historia de Fantasmas, y como tal no hay que buscar más explicación que la que engloba todo lo desconocido y lo sobrenatural.

Puede que sea precipitado, gratuito incluso, hablar de que estamos ante la mejor película del año, pero desde luego, Black Phone es una propuesta muy interesante, que acongoja y provoca que la anterior propuesta estrenada de Blummhouse (casualmente una adaptación de papá King), Ojos de fuego, quede en ridículo.

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