lunes, 7 de abril de 2014

RÍO 2 (3d10)

Tal y como ya pasara con su antecesora, Río 2 es un derroche de colorido y un gran espectáculo visual.
Rodada sin dudas con más medios, el azul de los guacamayos ayuda a lucirse al director Carlos Saldanha al contrastar con el verde de la selva y el rojo intenso de una banda de pájaros rival a la de Blu. Lamentablemente, esto y el uso del 3D, que ya se sabe que luce mucho mejor en la animación que en imagen real, es lo único destacable en una película tan larga como aburrida, donde la imaginación brilla por su ausencia y solo los hermosos paisajes y cuatro momentos mal contados evitan el sopor total.
Río era una película fresca y entretenida, que aunque no provocaba una catarata de carcajadas si se podía ver con una sonrisa en el rostro a la par que ofrecía un mensaje naturalista que nunca viene de más. En esta secuela, agotada ya la fórmula, los guionistas se limitan a repetir esquemas, con la convicción de que el exceso siempre es bueno. De nuevo el leif motive de la trama es ver a Blu fuera de su ambiente, y de nuevo terminará pasando por el aro y aceptando un nuevo hogar para contentar a Perla, con lo que podemos estar hablando del primer pájaro calzonazos de la historia.
Linda y Tulio viajan hasta la Amazonia con la esperanza de encontrar más especímenes de guacamayos azules que obligue a considerar el lugar como zona protegida. Con ansias de aventura y la esperanza de no ser los últimos de su especie, Perla convencerá a Blue para acudir en ayuda de sus amigos humanos, de manera que la enamorada pareja volará hasta la selva brasileña acompañados de sus tres retoños y los inevitables Nico, Pedro y Rafael. Allí no solo se reencontrarán con sus raíces, sino que se enfrentarán a nuevas y viejas amenazas.
Siendo como es una película cien por cien infantil, no es cuestión de exigir demasiado, pero un poco de creatividad no viene de más. Quizá la culpa es que todavía está demasiado reciente en mi memoria la maravillosa Frozen (imposible compararlas), pero está claro que Dreamworks sigue jugando en otra liga, por más que lleve años viviendo sólo del recuerdo de Ice Age, cuya calidad fue menguando a medida que crecía la saga.
Además, en Río 2 se insiste en abusar del tema musical, metiendo canciones en ocasiones con calzador y a cual más horrible que la anterior. No soy un gran amante de la música brasileña, pero reconozco que hay grandes temas imperecederos oriundos de ese país. Algunos de ellos se reflejan en esta película, espantosamente versionados y, al igual que otros clásicos internacionales, pasados por un filtro que parecen compuestos por un infiltrado de Disney.
Aburrida por momentos, insoportable en otros, una escena ejemplarizante puede ser el homenaje a Romeo y Julieta, tan visualmente hermosa como estúpidamente justificada (debe tratarse de la pareja romántica más absurda de la historia del cine, no diré más).
Dreamworks (y desgraciadamente parece que últimamente Pixar la imita en este aspecto) abusa demasiado de exprimir la gallina de los huevos de oro, y no todas las películas de éxito deben tener secuela. Río era una historia simpática y bien cerrada, y así debería haber quedado. Pero en Hollywood siempre es tentador tirar por el camino fácil, y si es para tomar el pelo a los niños, mejor.

En el cine al que yo acudí, alguno terminó durmiéndose. Eso lo dice todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario