Los
tiempos están cambiando. Y pese a que en este país siguen existiendo canales
que malviven a base de refritos de series que programan sin orden ni criterio
(de algo tienen que vivir los procedimentales), y que tienen más audiencia de
la que puedo llegar a comprender, lo cierto es que la manera de entender la
televisión ha sufrido una fuerte transformación en los últimos años.

Es
evidente que ahora el público televisivo es mucho más exigente. Por un lado, se
requiere inmediatez.
No tiene ningún sentido acceder a series de fama mundial
como The walking dead o Juego de Tronos varios meses (cuando no
años) después de su emisión en Estados Unidos (recuérdese si no lo que pasó con
True Detective).

Todos
tenemos en mente a Netflix como la gran
pionera del streaming en España, aunque para ser justos hay que recordar que
antes que ella ya teníamos a Filmin y Wuaki (rebautizada Rakuten), aunque estas se centran más en la oferta cinematográfica
que la televisiva propia. Y luego están las plataformas de internet de los
canales generalistas, esas que permitieron que series como El ministerio del tiempo pudiese triunfar pese a las bajas
audiencias en su emisión original.


En
paralelo al crecimiento de Netflix
habría que mencionar también los esfuerzos de Movistar por no quedarse a la zaga, pero cuentan con una gran
desventaja al depender del servicio de telefonía.
Mientras no se pueda
contratar al canal independientemente del servidor de Internet que cada uno
quiera nunca podrán competir de tú a tú con el resto de ofertas.


Los
tiempos están cambiando. Y más que van a cambiar todavía. HBO suele arrasar en los premios Emmy, Amazon ha tenido una importante presencia en los Oscars de este año
(coproducían Manchester frente al mar) y Spike Lee se encargará de dirigir la
primera película producida por ellos en solitario, y Netflix, aparte del imprescindible apoyo que han dado para que la
tercera temporada de El ministerio del
Tiempo sea una realidad, se han quedado en exclusiva la nueva película de
Martin Scorsese con Robert de Niro y sus próximos títulos serán protagonizados
por Brad Pitt y Will Smith, aparte de haberse comprometido a concluir y
estrenar el proyecto que quedó inacabado de Orson Welles.
Insisto.
Los tiempos están cambiando. La piratería debería ser ya cosa del pasado. La
ficción televisiva en “directo”, también. Ahora hay alternativas. De calidad,
variadas y a buen precio. Y el público está respondiendo.
Vienen
buenos tiempos para la televisión. Esto no ha hecho más que empezar…