martes, 14 de marzo de 2017

GOLD: oro parece...

Dirigida por Stephen Gaghan, un buen guionista que destacó como realizador con Syriana, lo peor de Gold es su tramposa campaña promocional, un verdadero desastre que quizá pueda lograr su objetivo de atraer a la gente al cine, pero no va a conseguir que estos salgan demasiados satisfechos de la misma.
Vayamos por partes: de entrada, el subtítulo español que acompaña al anglicismo es La gran estafa. Y en una época en la que se ha llegado a unos extremos exageradamente radicales por odiar a todo lo que huela a spoiler, este me parece un caso flagrantemente escandaloso. A continuación, está la frase publicitaria: Wall Street ha encontrado su próximo lobo. De acuerdo que durante toda la película se intuye la sombra del excelente film de Scorsese, pero si alguien pretende ver una variante de aquella obra maestra la decepción será total. Y finalmente, la verdadera estafa: querer colar esto como una historia real. Sí, es cierto que se indica que está simplemente inspirada, pero tan acostumbrados como estamos a las recreaciones más o menos fieles de casos insólitos de perdedores que consiguen burlarse del sistema, Gold tiene demasiado de ficción como para invitar a la comparativa.
No, definitivamente Gold no es la cara B de El lobo de Wall Street. Ni se acerca tampoco a otros casos reales como los narrados en Dolor y dinero, Juego de armas o, incluso, De-mentes criminales, aunque aparenta ir de lo mismo, de tipos corrientes que persiguen el sueño americano y logran triunfar, aunque sea de manera esporádica en algunos casos, en ello.
Kenny Wells, interpretado con algunos excesos por Matthew McConaughey, no existió realmente, pero se inspira en David Walsh, el fundador de Bre-X Minerals, una empresa minera canadiense que aseguró encontrar oro en Indonesia y cuyas acciones se dispararon de la noche a la mañana. Sí que existió su amigo y geólogo Michael de Guzmán (aunque en el film es llamado Michel Acosta, interpretado por Edgar Ramírez), cuyo final en la vida real fue similar, pero tampoco exactamente igual, al que muestra la película.
Sin embargo, si logramos evadirnos de unas expectativas que la propia distribuidora nos ha querido imponer, la película resulta un buen ejercicio para demostrar que (normalmente) no es posible eso de conseguir dinero fácil y como ejercicio para recordar los descensos al infierno que impone entrar en la vorágine destructiva del capitalismo. Es por ello, pese a su reducida presencia, que el personaje al que da vida Bryce Dallas Howard simboliza el punto de vista, inocente y puro, del propio espectador, que debe mantenerse alejado de los cantos de sirena de este mundo de corrupción e intereses creados.
McConaughey cumple como es habitual en él, aunque coquetea demasiado con la caricatura por culpa quizá a ese maquillaje excesivo que pretende mostrarnos a un tipo no especialmente agradable (un caso que me recuerda poderosamente al de Christian Bale en La gran estafa americana), y posiblemente Gaghan debería haber confiado más en su talento interpretativo y menos en un maquillaje algo tosco, repulsivo incluso.
Es Gold de esas películas de guion deslavazado que no termina por encontrar nunca el rumbo adecuado, pasando sin demasiado convencimiento de parecer una película de aventuras en la selva a una alegoría económica de despachos para terminar convertida en una peli de falsas apariencias. Y quizá Gaghan no tiene aún suficiente bagaje como director como para llevar algo así a buen puerto. Es quizá su falta de sentido del humor (hay algún momento divertido, pero no es lo que se busca) lo que hace más indigesta la historia. Volviendo a las comparativas, El lobo de Wall Street no era realmente una comedia, pero tenía un sinfín de momentos desternillantes. Aquí todos se lo toman demasiado en serio como para conseguir que la metáfora funcione realmente y lograr que el espectador se crea lo que sucede, quizá culpa de que, como digo, no es definitivamente una historia real. Con todo, una vez finalizado el visionado, tras dejar reposar el batiburrillo de ideas que se proponen, la experiencia no es del todo negativa, siendo lo más criticable que no alcance a ser lo que realmente prometía.
No me parece la gran definitiva sobre el sueño americano, pero afortunadamente, este mismo fin de semana se ha estrenado otra que, definitivamente, sí lo es.

Valoración: Cinco sobre diez. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario