viernes, 17 de agosto de 2018

MENTES PODEROSAS

Si en el mundillo de Hollywood en general todos andan locos por conseguir tener bajo su amparo una franquicia adolescente que les garantice un buen futuro económico, en el caso de la Fox la cosa era más apremiante, pues acaban de finiquitar su último (relativo) éxito con la trilogía de El Corredor del Laberinto, de manera que Mentes Poderosas llega con la idea de suplir ese (supuesto) vacío y ser la njueva obra de referencia teenager.
No es necesario saber que se basa en una serie de novelas (inicialmente anunciada como trilogía, pero que va ya por el quinto volumen) para imaginar por donde van los tiros, pues una de las primeras dificultades con las que se encuentra el espectador al enfrentarse a la película es la de notar, apenas llegado el ecuador de la misma, que esto no es más que un planteamiento, sin que hayan muchas esperanzad de poder ver un final a la historia (ni en esta película ni, me temo, en un futuro próximo). Y es que me pregunto ¿a qué brillante directivo le pareció buena idea adaptar este batiburrillo de ideas tópicas y simplonas sin ninguna estrella que al menos anime algo el cotarro y encima con un presupuesto ridículo que ni siquiera pueda garantizar un poco de espectáculo?
Jennifer Yuh Nelson, directora de dos entregas de Kung Fu Panda y que debuta aquí con la imagen real, hace lo que puede con un desastre de guion muy tonto y confuso, que se limita a plantear situaciones de cara a futuras películas y que al final debe basar su fuerza en el (inevitable) romance imposible entre dos de los protagonistas y poco más.
No es mi intención destrozar una película que, conceptualmente, nació ya destrozada, pues no todo es malo en esta cosa que se vende prostituyendo los nombres de dos productos tan excelsos como el de Stranger Things y La llegada, así que voy a tratar de ser positivo y fijarme en algunas de sus virtudes, que con un poco de voluntad algo se encuentra.
Y es que si bien los cuatro actores protagonistas no lo hacen mal (en especial Amandla Stenberg, sobre quien cae todo el peso de la narración), hay que reconocerle la valentía de querer aspirar a todo sin apenas herramientas para hacerlo. Lo que podría ser una historia plana de niños correteando por un bosque y entrando en almacenes abandonados se convierte en una locura con campos de concentración, persecuciones repentinas de la mano de extravagantes cazarecompensas e incluso helicópteros que son arrojados contra un personaje en un momento determinado. No han puesto freno a una serie de secuencias que, por lo menos, sirve para animar un poco el asunto y evitan que el film sea un aburrimiento total, llegando a alcanzar incluso el nivel de aceptable.
Sobre el argumento, poco que contar. No porque no lo tenga, sino porque o bien está explicado de manera demasiado confusa o soy yo que apenas le prestó el interés necesario para entenderlo. O quizá es que hay que ver esas secuelas que no creo que lleguen a hacerse para terminar de encajar las piezas. En fin: chavales con poderes a lo X-Men perseguidos por el gobierno, por ellos mismos y por una asociación clandestina (que me mueven por ahí con flamantes coches Audi, muy discreto todo), no se sabe muy bien con que fin.
Pues eso, la nueva propuesta de saga YA, casi exclusiva para adolescentes, y que tiene todo los números para quedarse incompleta nada más empezar. Casi mejor esto que la tomadura de pelo que terminó resultando Divergente, ¿no?

Valoración: Cinco sobre diez.

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