Como recordaréis los seguidores más veteranos que leyeseis mi comentario
sobre Gru, mi villano favorito 2 (lamento
reconocer que no recuerdo si en su momento vi la primera, pero esta sería una
buena excusa para recuperarla), esos pequeños seres amarillos casi idénticos
entre sí, con evidentes similitudes con los
Pitufos de Peyo y que no se sabía muy bien de donde habían salido (cosa más
o menos aclarada en esta película) eran los que llevaban el peso cómico de la
historia, dejando para el supuesto protagonista Gru el peso narrativo y
debiendo conformarse con los gags de segunda que quedaban para él.
Por ello, no
resulta extraño que la Universal, mientras prepara la tercera parte de Gru para
el 2017, haya recurrido a una aventura de estos ingenuos personajillos
amarillos cuya única aspiración en la vida es la de servir al amo más malvado
que puedan encontrar.
A priori, teniendo en cuenta el escaso (y difícilmente comprensible)
vocabulario de los Minions, cabía esperar una simple sucesión de chistes con
mayor o menor gracia pero sin una gran historia detrás que los unirse. Sin
embargo el guionista Brian Lynch ha sabido dotar a la película de una trama con
suficiente empaque como para no echar de menos a Gru (y hasta aquí puedo leer,
no voy a soltar ningún Spoiler por más que la cosa se pueda adivinar en los
propios títulos de crédito iniciales). Los Minions siguen pretendiendo rendir
pleitesía al mal, encarnado en esta ocasión en la figura de Scarlett Overkill y
su marido florero (y aprovecho la mención para aplaudir el trabajo de doblaje
de Alexandra Jiménez y Quim Gutiérrez, ya que pocas veces actores alejados del
doblaje están a la altura como es el caso), pero tal y como Gru pasaba de
villano a héroe en sus propias películas ahora serán los mismísimos Minions
(tres principalmente: Kevin, Stuart y Bob) los que de forma no exactamente
consciente deban salvar la papeleta.
Sin embargo, los Minions no es una película perfecta. Aun contando con gags
memorables, el principio es tan increíblemente bueno (la historia del origen de
los Minions y su paso por diversas civilizaciones) que era evidente que no
sería posible mantener el nivel. Quizá es que los Minions funcionan mejor como
recurso cómico esporádico que soportando todo el peso de la trama, pero el caso
es que la película se hace un poco larga e incluso cansina hacia su final, con
un desenlace demasiado acomodado para el nivel de gamberrismo demostrado por
estos diablillos amarillentos.
Con todo, la película (que funciona a modo de precuela con respecto a los
films de Gru) tiene episodios tronchantes, consiguiendo incorporar a Gran
Bretaña (y en concreto Londres) como si fuese un personaje más, con sus
edificios emblemáticos y sus iconos principales, desde Los Beatles hasta la
mismísima reina Isabel.
Y mención aparte merece esa frikada que es la VillanoCon de la que nos
quedamos con las ganas de ver más, mucho más.
En resumen, un estupendo e ingenioso divertimento, quizá algo inferior a Gru, mi villano favorito 2 (aunque quizá
el factor sorpresa actuó en favor de esta última) pero perfectamente disfrutable
tanto para niños o mayores sin que el hecho de que se desinfle al final
desmerezca el resultado final.
Una cosa es segura: los Minions tienen cuerda para rato.
Me encantan los minions, son adorables. y me gustó mucho tu reseña y como esta escrita :)
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