domingo, 26 de noviembre de 2017

LA LIBRERÍA, amando las palabras...

Parecía que Isabel Coixet había perdido algo de la mano firme que definía su estilo cinematográfico en los últimos años. Aprendiendo a conducir, su último trabajo, era una buena película, pero se notaba demasiado que era un trabajo de encargo en el que no se apreciaba la personalidad de Coixet en ella.
La librería, sin embargo, recupera lo mejor de la directora catalana, quizá porque se trata de algo más que una película. Amparándose en una historia triste sobre una mujer enfrentándose a todo un pueblo por tratar de sacar adelante su sueño en forma de pequeño negocio (algo que me trae a la memoria a Chocolat), La librería es casi un canto de amor a la literatura. Cargada de referencias a las letras, con la novela Lolita o el escritor Ray Bradbury como elementos destacados.
Emily Mortimer es Florence Green, una mujer de apariencia frágil y delicada pero fuerte en determinación. Marcada por un pasado doloroso, consigue comprar una antigua casa en un pequeño pueblo pesquero para transformarla en una librería, pero se encuentra con la oposición de Violet Gamart, a la que da vida Patricia Glarson, en su segunda colaboración con Coixet. Gamart, posiblemente la mujer más influyente del pueblo, ansía esa casa para crear un espacio social cultural, más por lucimiento propio que por otra cosa, y se inicia una guerra entre ambas mujeres que terminará implicando a todo el pueblo, como a la pequeña y pizpireta Christine, que a base de trabajar por las tardes ayudando en la librería aprenderá la belleza de leer, o al esquivo e huraño Edmund Brundish, que terminará derivando en un inesperado aliado. Son precisamente los actores que dan vida a estos últimos, la joven Honor Kneafsey y el siempre magistral Bill Nighy, los que más frescura aportan a una historia tierna y conmovedora a la que quizá solo se le pueda echar en cara un cierto grado de previsibilidad en su tramo final.
No obstante, esto no va de giros sorprendentes ni grandes intrigas, por lo que ni Coixet ni Penélope Fitzgerald, la autora de la novela en la que se basa la película, deberían estar muy preocupadas por ello. Esto es más una historia sobre la vida misma, cobre la amistad y el orgullo. Y, desde luego, sobre el deseo de rendir tributo a los sueños del pasado y al valor de atreverse a luchar por ellos.
Coixet, muy de actualidad últimamente por temas más relacionados con la política que con el cine, regresa con fuerzas renovadas. Y eso siempre es una grata noticia.

Valoración: Siete sobre diez.

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