domingo, 26 de noviembre de 2017

PADDINGTON 2, una pequeña y tierna maravilla.

Siempre que se estrena una película infantil me enfrento a la misma encrucijada: ¿se debe valorar la obra en cuestión como un producto cinematográfico más o se debe ser más benevolente con ella por el simple hecho de estar destinada a los niños?
Desde mi punto de vista, no tengo conocimiento de que existan películas no recomendadas para mayores, tal y como sí las hay no recomendadas para menores. De hecho, cuando un adulto paga una entrada por acompañar a su niño al cine le cobran el mismo precio que si va a ver una obra sesuda e intelectual, así que porqué debería merecer un trato distintivo.
Digo esto porque en ocasiones se me ha criticado que juzgue con dureza estupideces como aquella Stand by me, Doraemon con la que sufrí más que con la reciente Saw VIII, o que proteste porque encuentre títulos como Río 2  o la última de Ice Age insuficientes y muy faltos de talento. Es para niños, me dicen, como si ello significara que no merecen tener un guionista entregado ni un director brillante tras ellas.
Paddington 2 (como en menor medida lo fue la primera) ha venido a darme la razón. Las aventuras en Londres de este osezno peruano creado por Michael Bond (recientemente fallecido y a quien va dedicada la película) es una película puramente familiar, con los más pequeños de la casa como público preferente (hablamos de un oso parlante, no hay que olvidarlo). Pero Paul King, quien ya dirigiese la muy recomendable primera entrega hace tres años, se toma muy en serio su trabajo y consigue culminar una película brillante, con un gran sentido del humor, planos muy estudiados y, sobre todo, con mucha magia. Paddington 2 es puro cine, con referencias visuales al humor clásico de Harold Lloyd o Chaplin y capaz de emocionar, entretener y divertir sin sufrir altibajos ni caer en la vergüenza ajena de otras producciones similares.
De nuevo el reparto demuestra que se creen lo que están haciendo, con un desbocado Hugh Grant ocupando el puesto de villano en sustitución de la Nicole Kidman de la primera entrega y con el regreso del resto de los protagonistas, que ya tienen en sus planes de futuro la tercera entrega.
Hay, además, momentos de gran inspiración visual, desde el precioso libro pop-up que recrea Londres o las dos secuencias animadas.
Así que sí, sí es posible exigirle a una película infantil que no sea, además, una tortura para los adultos. Paddington 2 no es, en el fondo, una obra para niños, sino para todo el mundo que disfrute de la magia del cine y no teman arriesgarse a soltar una lagrimita con la que podría ser una de las mejores películas de estas navidades.

Valoración: Ocho sobre diez.

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