martes, 17 de noviembre de 2020

Visto en Netflix: EL DIABLO A TODAS HORAS

Dirigida por Antonio Campos a partir de una novela de Donald Ray Pollock (que se encarga además de poner voz en off al film), El diablo a todas horas es una de las grandes apuestas de Netflix para este año que he tenido por ver con algo más de un mes de retraso.

Incómoda de ver por momentos, la película se sitúa en una América profunda recién salida de la Gran Depresión (aunque muchos de sus personajes parecen no hacerlo ni notado), en un mundo corrupto y sin ley a caballo entre dos guerras (la II Guerra Mundial y la de Vietnam).

El guion se conforma por diversos relatos que terminan teniendo incidencia unos en otros y cuyo desenlace, pese a estar perfectamente cerrado, invita a la reflexión.

Ya el título (así como una de las privadas frases del film) anticipa la presencia de las creencias religiosas sobrevolando la trama, y habría quien, en un análisis simplista, atribuya a la religión la máxima responsable de la violencia de la película. «Matar en nombre de Dios», dirán algunos. Aquí es donde yo considero que la película invita a la reflexión, sacando cada uno la lectura que más le interese. Yo, personalmente, rechazo esa sentencia. Cada uno usa la violencia en su propio nombre, y usar a Dios o al Diablo es una libre excusa para su propio fanatismo.

La película, aún con un ritmo lento y reflexivo, contiene una violencia cruda y amoral que se digiere bien gracias, sobre todo, a un casting estelar que se encuentra especialmente inspirado. En una película bastante coral destaca ligeramente el personaje de Tom Holland, quizá el que lo tenga mejor para conseguir una mayor identificación con el público. A su alrededor, un reparto plagado de estrellas como Jason Clarke, BILL Skarsgård, Haley Bennet, Sebastian Stan, Riley Keough, Robert Pattinson o Mia Wasikowska.

Perturbador film, en fin, que algunos podrán encontrar de ritmo irregular (ya sabemos que cuando hay varias historias siempre hay unas que atrapan más que otras), pero que a mí me ha resultado tan turbia como estimulante.

 

Valoración: Siete sobre diez.

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