Resulta
interesante a la par que curiosa y casi hasta desconcertante, la nueva
incursión en el cine del bueno de Schwarzenegger.

Los
que seguimos al héroe de acción por antonomasia de los 80’ sabemos que sus
personajes adrenalíticos sueles estar cargados de una ironía y un sentido del
humor que parecían (a diferencia de los films de Stallone, al menos al
principio de su carrera) hasta dulcificar la violencia que podía contener sus
películas, incluso en manos de directores tan extremos como Paul Verhoeven. Sabotage, sin embargo, huye de cualquier
ápice de humor, siendo una película madura, realista e incómoda, con grandes
dosis de sangre y violencia e incluso algo de sexo.
En
realidad, el culpable de todo esto es David Ayer, guionista de la magnífica Training day (de Antoine Faqua, con
Denzel Washington y Ethan Hawke) y que se encargó de dirigir (además de
escribir) títulos tan destacados como Vidas
al límite o Sin tregua (y
actualmente rueda Fury, con Brad
Pitt), todas ellas películas muy oscuras donde se muestra la crudeza que se
oculta tras la realidad del mundo policíaco, mucho menos heroico y magnificado
de lo que el cine suele retratarlo.

Con
un reparto ligeramente coral en el que destacan Olivia Williams (recordada por
ser la mujer de Bruce Willis en El sexto
sentido, aunque su papel más celebrado fue en An Education), Sam Worthington (Avatar,
Furia de Titanes), Terrence Howard (Iron Man, Prisioneros) y Mireille Enos (de la serie The Killing y, más recientemente, Guerra Mundial Z), y con la presencia fugaz del “perdido” Josh
Holloway, Joe Manganiello o Martin Donovan, Arnold Schwarzenegger termina por coronarse como rey
de la función, aunque las escenas de acción recuerden que el paso de los años
no son algo baladí y su despliegue físico se limite a escenas de tiroteos y
poco más.

El
principal defecto de la película, sin embargo, debe encontrarse precisamente en
el guion, en una historia que comienza a flaquear cuando se empiezan a desatar
las sorpresas y que obliga a dudar de las motivaciones de algunos personajes,
para lo que alguna situación totalmente forzada (como el affaire entre Schwarzenegger
y Williams) no ayuda demasiado.
Con
todo, entretenida y disfrutable siempre y cuando seamos conscientes de que
vamos a ver a una serie de personajes corruptos, malhablados y desagradables,
no al viejo amigo Arnie al que tanto habíamos echado de menos.
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