lunes, 19 de octubre de 2015

SITGES 2015: Jornada cinco.

Dicen Que todo lo bueno se acaba, y con el Festival de Cinema Fantàstic de Catalunya no iba a ser menos. 
Han sido diez días cargados de películas, maratones, reposiciones y series de los cuales he podido ser testigo en cinco con catorce películas en mi haber. No todo lo que me habría gustado pero suficiente para no agotar mi ya de por sí escasa cordura.
El gran final, como no podía ser de otra manera, ha sido la maratón de tarde en el Auditori, esa salvajada de ver cinco películas seguidas las cuales no se revelaron hasta hace unos escasos días. De todo y para todos los gustos, como vais a ver. Vamos a por ellas.
Empezaba la sesión con El niño y la Bestia, de Mamoru Hosoda. Se trata de un anime (no puede faltar uno en estas maratones) sobre un humano que es aceptado como aprendiz en el mundo de las bestias. Poco voy a comentar sobre ella porque no podría ser objetivo, ya que el anime no es para nada un género que me interese y esta película no es una excepción. Dicen mis acompañantes que estaba muy bien, así que si os conformáis con eso…
La cosa se puso peliaguda con el siguiente título: High-Rise, un locurón total con un reparto espectacular y un director digno de psiquiátrico: Ben Wheatley. Con Tom Hiddleston, Jeremy Irons, Sienna Miller y Luke Evans entre otros, la película es una metáfora sobre las clases sociales convirtiendo un rascacielos en un submundo propio, donde las diferencias entre los que viven arriba y los de abajo son tan marcadas que todo termina por devenir en un caos total y absoluto. Algo así como Snowpiercer pero en vertical y mucho más demencial y enfermizo (y cambiando al Capitán América por Loki, si me permitís el chiste).
La película es salvaje y violenta, pero para ser esto Sitges hacía falta un puntito más de gore, y eso lo podíamos encontrar en Green Room, de Jeremy Saulnier. De nuevo un reparto de nivel (Imogen Poots, Anton Yelchin y Patrick Stewart al frente) para contarnos unas horas de pesadilla de un grupo de música que van a parar a un bar de mala muerte frecuentado por skins radicales y que, tras la actuación, son testigos de algo que no deberían haber visto. Concebida casi como un slasher clásico de muertes sangrientas, lo más aterrador del film es que no es un monstruo con máscara de hockey quien va liquidando uno a uno a los chavales atrapados en la susodicha habitación, sino un grupo de gentes que, de una manera u otra, son parte de nuestra sociedad y con los que se podría llegar a convivir en el día a día.
Pero no nos pongamos demasiado trascendentales y dejémonos llevar por una comedia más ligera. Aunque, si hablamos de trascendentalismo no es que le falte a la simpática historia de cómo Dios en realidad vive en Bruselas junto a su mujer y su hija (el hijo mayor, JC, dejo hace tiempo el hogar). Se trata de Le tout nouveau testament, que es precisamente lo que se propone escribir Ea, la hija de Dios, cuando se escapa de casa después de sembrar el caos entre la humanidad revelando la fecha de defunción de todo el mundo. Se deja ver e invita a la sonrisa constante, pero quizá el hype que la precedía era demasiado alto para no poder evitar decepcionar un pelín. Y lo de Catherine Deneuve enrollándose con un gorila, pese a los aplausos que arrancó en la sala, me parecieron de vergüenza ajena, ¿qué quieren que les diga?
Y se cierra la maratón con SPL2 (Saat po long 2), secuela de la película de Wilson Yip que por estos lares se tituló Duelo de Dragones y que en esta ocasión ha sido dirigida por Pou-Soi Cheang. Simon Yam es el único que repite del reparto original, donde se ha sumado el acrobático Tony Jaa. Se trata, de nuevo, de un film de acción policial que pese a no contar con la imaginería visual de Yip sí es un estipulo adrenalítico muy entretenido con espectaculares escenas de lucha tan imposibles y extremas como bien coreografiadas.
En resumen, una maratón muy variada que dejó a todos satisfechos y que nos deja con ganas de más. El año se nos va a hacer largo y ya es momento de iniciar la cuenta atrás hacia la cuadragésimo novena edición. Allí nos veremos. Hasta entonces… felices pesadillas.

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