jueves, 15 de octubre de 2015

La recomendación del mes: PANTALEÓN Y LAS VISITADORAS

Recomendada por mi querida amiga Cris, esta Pantaleón y las Visitadoras de Francisco J. Lombardi es la segunda vez en la que se adapta el célebre relato de Mario Vargas Llosa (la primera fue en 1975, veinticinco años antes, y con José Sacristán en el papel de Pantaleón).
Partiendo de la base de la dificultad que tiene siempre adaptar en pantalla grande una obra literaria (y más si hablamos de un país de escasa tradición cinematográfica), Lombardi sale airoso en su interpretación de la irónica versión de una historia que, según el propio Vargas Llosa, está inspirado en un hecho real: ante el alud de violaciones a mujeres de que se estaba acusando a los soldados del ejército peruano destinados a los lugares más recónditos del Amazonas, la comandancia decide confiar a su capitán más condecorado, recto y decente, Pantaleón Pantoja, para que organice de forma anónima un servicio de visitadoras (no se dejen engañar por el bonito nombre, son putas de toda la vida) para que satisfagan las necesidades de la tropa y así terminar con el problema.
No se trata de una comedia declarada, pero la magnífica interpretación de Salvador del Solar en el papel protagonista representando de forma impecable la perfección y la dedicación obsesiva a su misión no deja de provocar al menos una sonrisa constante, viendo como temas tan mundanos (y en manos de otro director incluso sucios) relacionados con el sexo se convierten aquí en una simple sucesión de cómputos y esquemas, unas sencillas fórmulas matemáticas llegando al ridículo con algunos excesos (el reparto de material pornográfico a los soldados mientras esperan turno para acelerar los tiempos, por ejemplo).  Todo esto, junto a la reacción indignada de los mandos más inmediatos (para nada de acuerdo con las órdenes recibidas desde Lima), la postura de la iglesia, las envidias de los aldeanos no militares que exigen para sí el mismo trato por parte de las Visitadoras y la amenaza de un estrafalario locutor de radio que amenaza con descubrir el pastel, conforman un cuadro sarcástico que refleja una sociedad hipócrita y poco tolerante donde, como en las más comerciales producciones hollywoodienses, las prostitutas terminan siendo las únicas honestas, conformando una familiaridad y camaradería entre ellas que las convierte en las verdaderas víctimas de la historia.
Veo en el relato una declaración antimilitarista que provocó la ira de muchos militares peruanos (de hecho la primera versión de la película fue prohibida en el país) en la figura de Pantaleón, un hombre tan entregado a su país y tan condenado por su código de honor y su amor al ejército que cuando el exceso de celo hacia su trabajo le provoca una implicación excesiva (y aquí hay que entender la presencia de Angie Cepeda, que quizá no sea una gran actriz pero es capaz de transmitir una sensualidad que hace comprensible la pérdida de control de Pantaleón) esta amenaza con arruinar toda su vida.
Con un metraje extenso pero que no llega a cansar en ningún momento, la película está obligada a derivar en algún momento hacia el drama para redondear la parábola que demostrará lo ridículos que son casi todos los personajes (solo se salvan, insisto, las “chicas alegres”, siento la madame del grupo –intensa Pilar Bardem- una auténtica figura maternal para ellas) terminan resultando, unos por excesivos, otros por cobardes y otros por corruptos.
Sin rehuir de los toques de sensualidad que requiere la historia, Pantaleón y las visitadoras es una magnífica película que describe a la perfección un episodio oculto de la historia militar en un recóndito rincón del Amazonas peruano. Inteligente y con buenos diálogos (El Sinchi, el locutor, es tan tronchante como odioso), la adaptación es bastante fiel al original, estando en la interpretación de Del solar la clave para que todo funcione, para que todo, por loco que parezca, resulte creíble.
Interesante descubrimiento y gran recomendación, debo reconocerlo.

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