domingo, 22 de enero de 2017

xXx: REACTIVADO, aburrida oda al postureo presuntamente molón.

Después del glorioso momento que el cine de acción vivió entre finales de los ochenta y principio de los noventa, los tiempos cambiaron, las películas de machos indestructibles empezaron a flaquear y los dos reyes indiscutibles del género, Schwarzenegger y Stallone, empezaron a desaparecer de la gran pantalla (por diferentes motivos, eso sí), obligando a un relevo generacional que parecía encabezado por Dwayne Johnson y, sobretodo, Vin Diesel.
El segundo es un actor muy mediocre pero capaz de compensar esas limitaciones con un gran carisma, al que solo ha renunciado en momentos muy concretos cuando ha pretendo hacer cine “serio” como en Declaradme culpable, de Sidney Lumet. Como sea, su filmografía se nutría hasta ahora básicamente de dos personajes, el de Riddick y el Toreto de Fast&Furious, a los que ha exprimido al máximo (y lo seguirá haciendo, está a punto de llegar la octava entrega de la saga que glorifica el tunning y hay previstas como mínimo dos más), pero había otro éxito en su carrera que parecía olvidado. Y es que entre mediocridades como Babylon o El último cazador de brujas se encontraba aquella película llena de excesos (como no) y frenesí que en el 2002 dirigió Rob Cohen que se llamó, escuetamente, xXx.
El invento tuvo una secuela, sin Diesel en el ajo, que no interesó prácticamente a nadie y la supuesta saga quedó en el olvido. Pero como al actor californiano eso de las sagas le gusta más que a un niño un caramelo (recordemos que es la voz de Groo en Guardianes de la Galaxia y se va a atrever a castigarnos con una secuela de su peli de brujas), ha decidido resucitar al personaje de Xander Cage y, obviando que los años no pasan en balde, volver a demostrar que es el que más mola haciendo piruetas en el aire y repartiendo estopa a diestro y siniestro.
Lo malo es que quitando el mencionado carisma del tipo (y la presencia de chicas guapas para los que seáis de fácil conformismo), xXx: Reactivado no tiene casi nada más que aportar.
Ya he comentado alguna vez las virtudes de películas que, al menos, son completamente sinceras en su planteamiento. Eso podría valer para esta, que ya en su tráiler anuncian que el asunto va precisamente de eso, de ser el más molón, repartir leña y estar rodeado de tías buenas, pero es que la manera de alcanzar estos tres objetivos es tan torpe que no evita caer en el ridículo en unas cuantas ocasiones y en el aburrimiento más absoluto en otras.
La trama en sí es un verdadero despropósito, ya que presenta la típica amenaza global a la que solo él puede hacer frente, con traiciones que se ven de lejos y alianzas improbables que se ven de más lejos aún contra un villano que en ningún momento da verdadera sensación de amenaza. Además, todo está ya demasiado visto, recordando el esquema en exceso a los tics de James Bond pero recurriendo a la copia burda y descarada en más de una ocasión (me viene a la mente, por ejemplo, La  presentación de personajes tan parecida a la de Escuadrón Suicida, el tiroteo “robado” a Mentiras Arriesgadas, los momentos contrarreloj de Misión Imposible o el sorpresón final (guiño, guiño) calcado de Capitán América: el Soldado de Invierno incluyendo, para más inri, al mismo actor).
Pero ni siquiera aceptando todo esto nos vamos a encontrar con un pasatiempo superficial pero entretenido. Tras una escena a modo prólogo completamente ridícula (Diesel esquiando por la selva) pero al menos bien filmada, la cosa va completamente hacia abajo, con secuencias de acción que se les va de las manos al director D.J.Caruso (aunque viendo su filmografía tampoco debería sorprender demasiado), con cambios de plano precipitados y confusos y en las que no se entiende prácticamente nada, diálogos sonrojantes donde solo importa incidir hasta la saciedad sobre lo legendario que es Cage y un montón de planos de postureo donde se busca más la molonidad que la efectividad.
Al final, la película es Diesel y poco más, desaprovechando a dos grandes expertos en artes marciales como Donnie Yen (mucho más notable en Rogue One) o Tony Jaa, como si temiesen que hicieran sombra al gran Xander Cage.
Muchos fuegos artificiales, chicas en biquini, secuencias de videoclip, musculitos, situaciones imposibles y un clímax bochornoso (no veía un “vuelo” tan mal hecho desde los tiempos de Superman IV) para decorar una película tan vacía como aburrida.
Y es que mucha percusión no es necesariamente sinónimo de rock’n’roll.

Valoración: tres sobre diez.

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