sábado, 13 de mayo de 2017

ALIEN COVENANT, vuelve el mito

Cuando en 2012 Ridley Scott regresó a la saga que él mismo inició con una de sus películas más aplaudidas, ese aterrador Alien, el octavo pasajero, muchos se llevaron las manos a la cabeza. Con el guionista Damon Lindelof como principal cabeza de turco, no gusto demasiado esa revisión del mito donde el bueno de Scott parecía más interesado en los tintes filosóficos e incluso religiosos de la historia que en el terror puro y duro que contenía la mítica obra de 1979. Yo, sin embargo, sí aplaudí ese cambio de rumbo de esa precuela/reboot de una saga que tras una tercera y cuarta parte algo irregular y ese desastroso derivado llamado Alien versus Predator, parecía condenada al olvido.
A los más críticos de Prometheus les aviso desde ya que este Alien Covenant es, como no podría ser de otra manera, una secuela directa de aquella, y que una no tiene sentido sin la otra.
Sin embargo Scott, perro viejo ya, ha aprendido la lección y se ha acercado más a sus propios orígenes, a ese ser primigenio que es maldad pura sin más instinto que el de atacar salvajemente. Pero lo ha hecho sin renunciar al camino iniciado en Prometheus. Eso sí, si aquella pretendía ser un estudio sobre el origen del Universo y la vida, ésta más bien va sobre extinción y muerte, dejando de lado las preguntas sin responder sobre los Ingenieros (que posiblemente nunca lleguen a ser desveladas) y dando paso a un nuevo concepto de creador de vida tan aterrador, si no más, que esos propios seres. Es por ello que el (doble) personaje de Michael Fassbender tiene aquí una importancia mucho más crucial aún que en Prometheus.
La historia arranca de manera muy similar a aquel lejano Alien, con una nave que a mitad de camino hacia un lejano destino (en esta ocasión son colonos en busca de un nuevo hogar, algo muy parecido a la idea base de Passengers), reciben una transmisión de un planeta desconocido muy cercano y deciden ir a investigar, con la esperanza de que ese lugar, de condiciones tan similares a la propia Tierra, pudiera ser también una buena opción donde establecerse. Ese planeta, obviamente, es el mismo al que se dirigían los supervivientes de la Prometheus al final de aquella película, y de nuevo el juego de la caza y el ratón con xenomorfos va a dar comienzo.
Alien Covenant es, posiblemente, la película más oscura y sangrienta de la saga, sin concesiones al humor y donde de nuevo las persecuciones por pasillos metálicos y claustrofóbicos son signo de identidad. Estamos en territorio conocido, pero a la vez Scott logra distanciarse lo suficiente, gracias a los espacios abiertos del nuevo planeta y a la imaginería relacionada con los Ingenieros, como para sentir que estamos ante algo nuevo. En 1986, James Cameron reconvirtió la película de terror original en un ejemplo perfecto de acción adrenalítica, pero ni David Fincher ni Jean-Pierre Jeunet lograron que sus aportaciones pasaran de ser simples variaciones de la misma historia. En Alien Covenant, Scott consigue ampliar las fronteras y propone una película aterradora que no suena a fotocopia por más que se retroalimente de todo lo visto anteriormente (posteriormente según la cronología de la saga) y da, ahora sí, muchas respuestas sobre la propia concepción de los aliens.
Michael Fassbender es el amo del cotarro, por lo que no ha querido buscar Scott un reparto repleto de estrellas, como eran las Charlize Theron y Noomi Rapace, a no ser que contemos a unos prácticamente anecdóticos James Franco y Guy Pearce. Katherine Waterson, Billy Crudup, Danny McBride, Demián Bichir, Carmen Ejogo, Jussie Smollett o Callie Hernandez son algunas de las caras nuevas (muchos simple carnaza) para esta nueva epopeya en la que la Waterson logra componer a una protagonista femenina (rasgo de identidad de la saga) capaz de distanciarse de Sigmouney Weaver.
Alien covenant no hereda algunos de los defectos de Prometheus (sobre todo en lo relacionado con el poco desarrollado personaje de la Theron y su ridículo final) quizá por no pretender ser tan analítica y profunda, y es un divertimento (en el sentido más oscuro y cruel de la palabra) en toda regla. De tener que ponerle algún pero, este se encontraría en su propio tráiler, el cual fastidia algunas de las muchas sorpresas que el guion de John Logan y Dante Harper tiene reservadas, mientras que el (supuestamente sorprendente) giro final me lo vi venir a las primeras de cambio, con lo que el impacto emocional pretendido tras el final de la película no ha causado en mi la repercusión que si lo hizo (ahí me la colaron) Life, ese hijo bastardo de Alien de hace unos meses.
En conclusión, que Alien Covenant está a la altura de las mejores obras de la saga, cumple con todo lo que promete y augura un futuro interesante. Scott ya ha dicho que hay ideas para varias películas que irían situadas entre este Alien Covenant y Alien, el octavo pasajero. Si este va a ser el nivel reflejado, yo firmo ya.

Valoración: Ocho sobre diez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario