sábado, 18 de junio de 2022

Cine: JURASSIC WORLD: DOMINION

Si estuviésemos hablando de una simple película de entretenimiento, hay que reconocer que Jurassic World: Dominion cumple con la premisa. Es muy emocionante, con un buen ritmo y los aportes justos de nostalgia al juntar a los protagonistas de la saga de Jurassic Park con la de Jurassic World.

Sin embargo, no estamos ante una simple película de entretenimiento. O, por lo menos, eso es lo que nos querían vender. Estamos ante la sexta entrega de una saga que, se supone, es el punto y final de la misma y que se anunciaba como épica. Y ahí es donde la película fracasa y hasta decepciona.

Lo que me ha pasado con Jurassic Workd: Dominion es similar, salvando las distancias, con lo que me pasó con [REC]4: Apocalipsis, que nos prometía también un gran final de saga que no lo fue tanto. En la película de Balagueró, viendo como terminaba la película anterior y con el subtítulo de «Apocalipsis», uno esperaba ver una Barcelona entera (por lo menos) invadida por los zombis, pero en su lugar debemos conformarnos con los espacios limitados de un barco. Jurassic World: Dominion comete el mismo error, y tras prometernos con la escena final de la película anterior un mundo dominado por los dinosaurios (y de nuevo el subtítulo así lo remarca), al final lo que tenemos es más de lo mismo. Es cierto que hay alguna escena de dinosaurios en ciudades, pero una vez finaliza la secuencia de Malta, curiosamente la más representada en los tráileres, el guion se las apaña para devolver a los protagonistas a una jungla que, si bien está en territorio Norteamericano bien podría ser una copia de las junglas costarricenses de cualquiera de las películas anteriores y escatimarnos las escenas de destrucción esperadas para volver a ver lo mismo de siempre, incluso con un clímax final que es un calco del de la primera Jurassic World, como si Colin Trevorroll no supiera más que copiarse a sí mismo.

No conforme con ello el guion, algo ramplón, está más pendiente de buscar el guiño o la complicidad del espectador rememorando situaciones icónicas del pasado y apañándoselas para reunir protagonistas que de dar una coherencia interna, haciendo que personajes como los interpretados por Omar Sy o Dichen Lachman sean olvidados a mitad del metraje.

Hay, insisto, mucha acción, visualmente es espectacular, y se juguetea un poco con los géneros, llegando a parecer por momentos más una película de espías que de aventuras, manteniendo vivo el espíritu de Michael Crichton al apostar de nuevo por una corporación científica como villano principal, pero olvidándose de que lo que uno de verdad ha venido a ver es a los dinosaurios, siendo durante mucho tiempo una amenaza mayor las plagas de  langostas que los reptiles gigantes. Tampoco el truco de juntar protagonistas funciona del todo, ya que el reparto de minutos hace que ninguno llegue a lucir completamente, siendo Chris Platt (teórico protagonista de esta segunda trilogía), el más desaprovechado. Poco hay aquí de su carisma y humor canalla que lo consagró en Guardianes de la Galaxia.

Estamos, como digo, ante un buen entretenimiento, un ejercicio palomitero que no aburre y tiene algún momento ligeramente inspirado, pero que no logra conectar lo suficiente con la fibra sensible del espectador, como si nunca se sintiese el verdadero peligro, resultando totalmente carente de la épica esperada y siendo la más floja de la nueva trilogía, a años luz de la insuperable primera entrega de Steven Spielberg. Por otro lado, lo de final de saga, habrá que verlo. Nada hay en su propuesta que así lo demuestre, más bien todo lo contrario.

 

Valoración: Seis sobre diez.

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