domingo, 20 de marzo de 2016

AGENTE CONTRAINTELIGENTE: Inteligencia banal

Aunque eso de parodiar algún género cinematográfico es algo que se ha hecho toda la vida y los agentes secretos siempre han sido propicios para ello, parece que en los últimos tiempos es un tema más recurrente de lo habitual. Se pueden hacer parodias desde la ironía, como Casino Royal (John Huston y compañía), desde la pleitesía, como en Mentiras Arriesgadas (James Cameron), desde el absurdo, como Anacleto, agentesecreto (Javier Ruíz Caldera), burlándose de ciertos estamentos, como Zoolander (Ben Stiller), o simplemente, haciendo una comedia simplona alternando chistes con dosis de acción, como Espías (Paul Feig). Y luego hay cosas como Agente Contrainteligente (Louis Leterrier).
Puede que no sea el más indicado para hablar de esta película, pues pese a pretender ser siempre objetivo en mis opiniones hay ocasiones en que uno se encuentra con cierta predisposición para enfrentarse a un film determinado, y el humor de Sacha Baron Cohen nunca ha sido muy de mi agrado, por más que me lo pasé moderadamente bien con El dictador. Sin embargo, en su nueva película, Cohen (guionista y productor) ha querido poner el listón bien alto y abusar de los excesos hasta límites tan insospechados que, si algo hay que reconocerle, es su originalidad. Hay en la película cosas nunca vistas antes en el cine, desde luego. Lo malo es que habría vivido más feliz si hubiese continuado sin verlas jamás.
La escatología elevada al infinito es lo que define a una película burda, soez y hasta desagradable, que contiene algún momento inspirado y algún chiste bien conseguido, pedo cuyo hedor a basura es siempre más profundo que cualquier mérito que se le pueda encontrar y eso hace que su simple visionado sea una ejercicio de tortura visual e insulto a la inteligencia.
Aun sin gustarme ciertas bromas como la del SIDA, está bien que se atreva a meterse con todo y con todos, pero cuando se pierde la elegancia sin ningún tipo de complejos se renuncia directamente al derecho de ser juzgado con total imparcialidad. Los que me conocen saben que no soy dado a poner ceros (ni dieces, ya puestos) a una película, pero en esta me he visto ciertamente tentado. Solo tres cosas me obligan a elevar un mínimo la nota: la buena química entre Mark Strong (Marc, con lo gran actor que eres, ¿por qué te metiste en esto?) y Sacha Baron Cohen que podría haber dado mucho más de sí, algunas secuencias de acción, como la primera, filmada desde el punto de vista del protagonista, al más puro estilo shooter (ejercicio que pierde su gracia al repetirse demasiado, haciendo de algunas secuencias confusas y mareantes) y el hecho de que muchos presentes en la sala reían a carcajada limpia viendo chorros de semen contra el rosto de los protagonistas, culos reventados y lindezas semejantes. Y no hablo desde el puritarismo más radical, que con Deadpool me lo pasé pipa, pero es que mi paciencia tiene un límite…
Y ya borda el ridículo cuando pretende ponerse seria y emotiva con esos flashbacks con los protagonistas cuando eran niños.
Me pregunto qué le habrá pasado a Louis Leterrier, un tipo que en su currículo tiene Transporter, El increíble Hulk y Ahora me ves… para haberse metido en esto.
No me veo con valor de recomendaros huir lo más lejos posible de esta película (insisto, había gente a mi alrededor que se reía), pero sí os digo que solo hay dos alternativas para enfrentarse a ella: o es una completa y absoluta basura (aunque visto el nivel de la peli quedaría mejor decir directamente mierda, con perdón) o resulta que el marciano soy yo.
Vosotros mismos…

Valoración: Dos sobre diez.

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