viernes, 26 de agosto de 2016

EL HOMBRE QUE CONOCÍA EL INFINITO: un genio por mandato divino.

De nuevo tengo oportunidad de recuperar en cines una película de hace ya un par de meses a la que tenía bastantes ganas.
El hombre que conocía el infinito es un retrato de la historia real de Srinivasa Ramanujan, un joven indio que sin estudios ni formación previa logró crear fórmulas matemáticas que lo situaban a la altura de Einstein y cuyos trabajos se siguen utilizando en la actualidad para el estudio de los agujeros negros.
El principal handycap que tiene la película es su complejidad temática. Lo mismo que el profano en economía puede perderse ante algunas explicaciones de La gran apuesta o el que no esté interesado en tecnología no se entera nunca de lo que hablan en Steve Jobs, aquí podemos pasar mucho tiempo contemplando a Dev Patel o a Jeremy Irons (que da vida al mentor de Srinivasa y su máximo valedor ante los incrédulos y algo racistas académicos de Cambridge) escribiendo fórmulas en una pizarra que nos pueden sonar a chino. ¿La solución? Reconocer que nos importa un pepino y disfrutar del trasfondo de la historia. Porque esto, en realidad, no va de matemáticas, sino del joven que vive por y para ellas. Así, El hombre que conocía el infinito es un retrato de un chico que lo abandona todo en pos de un sueño pero es también una historia de amor y amistad, un fresco de una época donde la discriminación por el color de la piel no estaba mal vista y  una mirada episódica a una Europa que comenzaba a conocer los horrores de su primera gran guerra.
Interesante y emotiva, es esta una película exclusiva para entregados a tales ofrendas, que podría causar bostezos en el aficionado más comercial pero que nos devuelve al mejor Irons en mucho tiempo que con su mera presencia logra dar un empaque especial a la historia y que logra rociar de humor (fino y británico, pero humor al fin y al cabo) una historia muy dramática sin caer en el ridículo.
Proyecto muy personal de Matt Brown, que escribe, produce y dirige, al que se le nota la carencia de fondos que hace que en algunos momentos tenga un aspecto visual demasiado televisivo, un mal común en este tipo de producciones biográficas de recursos limitados. Apenas una ligera pega para una buena película que, cuanto menos, sirve para darnos a conocer a un hombre legendario del cual, lo confieso, no había oído hablar nunca.
Solo por eso ya vale la pena.

Valoración: Seis sobre diez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario