viernes, 5 de agosto de 2016

ESCUADRÓN SUICIDA: Otra decepción más de Warner/DC

Como buen amante del mundillo de los superhéroes y a tenor de lo visto en los trailers (además de que el cine de David Ayer siempre me ha parecido muy interesante, incluyendo la injustamente defenestrada Sabotage) le tenía muchas ganas a esta película, por más que apenas conozco a sus protagonistas, más allá, evidentemente, del Jocker y (muy de pasada) de Harley Quinn. Al menos tenía pinta de ofrecer algo totalmente diferente, mucho más gamberra y poco convencional. No esperaba a Deadpool, pero casi.
Por otro lado, no hay ningún motivo para confiar en lo que están haciendo en Warner/Dc en cines últimamente. Desde El Caballero Oscuro no levantan cabeza y cada película parece más torpe que la anterior (precisamente estos días he aprovechado para recuperar Batman V. Superman en su versión Ultimate, y aunque mejora un pelín –al menos dignifica algo, aunque tampoco mucho, a Clark Kent/Superman- tampoco basta para salvar al film del desastre). Solo quedaba la duda de si se debía culpar de ello a sus creadores (Nolan siempre pareció más interesado en hacer un thriller policíaco que un film de Batman y en El regreso del Caballero Oscuro se le fue la mano en todos los sentidos) o de los directivos. A ellos se les achaca el desastre de Batman V. Superman, por más que los palos iniciales cayesen sobre Snyder.
En espera a una Liga de la Justicia que debería seguir los pasos de ese dúo oscuro y depresivo, Escuadrón Suicida prometía ser un oasis en el desierto, una película capaz de ir a su bola, lejos de las influencias de Zack Snyder y del también denostado David S. Goyer, dejando las riendas en manos de un artesano con suficiente personalidad propia como para hacer SU propia película. Pero esos rumores de montajes alternativos impuestos desde arriba (se dice que incluso se llegó a engañar a Ayer para que diese el visto bueno) así como el aumento a posteriori del protagonismo de Batman tras ser de lo poco que gustó del film anterior (que al final no es para tanto) no hacían presagiar nada bueno.
Y con total falta de hype pero a tope de ilusión y esperanza me he enfrentado a este nuevo capítulo de la saga que pretende contarnos, muy a trompicones, la creación del Universo DC.
¿Y qué es lo que me he encontrado? Pues, lamentándolo mucho, un despropósito total. No puedo decir que esta película sea peor que Batman V. Superman, pero no le anda a la zaga.
De entrada, ambos comparten el mismo problema: tienen las bases para ser una gran película y lo echan todo a perder con un guion ridículo. Ya desde la misma escena de presentación de personajes uno intuye que la cosa no va bien encaminada. No hay una coherencia narrativa (aún no sé si esto es un drama, una comedia, una peli de superhéroes, una epopeya bélica o una de terror), el montaje es confuso y precipitado y los personajes, por más que se les quiera dotar de un trasfondo dramático, son meras caricaturas. Ni siquiera los efectos especiales salvan la papeleta, con un Killer Croc grotesco, un Diablo que en su confrontación final con el villano de opereta me recordaba a los peores momentos de El Motorista Fantasma y una amenaza (otra vez el mundo en peligro por la abertura de portales interdimensionales, o místicos, o qué se yo…) final que parecía sacada de Cazafantasmas.
Esta es la primera película de supergrupo de DC y es evidente que ha fracasado por completo, aunque su escena postcréditos (sí, tiene escena postcréditos, para que luego digan…) deje clara la posible conexión con La Liga de la Justicia.
No obstante, no deja de ser una película de superhéroes, y eso significa mamporros, acción y espectacularidad, y eso siempre mola pero, ¿mola lo suficiente? No cuando todo es tan confuso y se abusa tanto del Deus ex machina. Había momentos en los que no me enteraba de nada, no porque no entendiese lo que pasaba, sino porque no entendía porqué pasaba, en un completo homenaje al absurdo y el sinsentido, personificado todo ello en el papel de Viola Davis. Tanto es así que hubo momentos en los que me sentí como cuando vi Los Cuatro Fantásticos de Josh Trank.
Y aun así, acepto darle un aprobado raspado. Y eso se debe, además de a una interesante banda sonora, a la presencia de un impresionante reparto (aunque con alguna estrella totalmente desapercibida, como Adewale Akinnuoye-Agbaje bajo capas y capas de maquillaje o Scott Eastwood, que ni recordaba que salía hasta leer los créditos finales). Pero la presencia de nombres como Jai Courtney, Joel Kinnaman o Clara Devigne dan cierta enjundia al producto, mientras que Will Smith y Margot Robbie es de otro nivel. Pese al deje atormentado que pretenden dar a Deadshot, Smith vuelve a recordar al magnifico actor de comedia de sus comienzos y la empatía entre su personaje y el de Harley Quinn logra salvar la película. Y es que si en mi comentario de La leyenda de Tarzán ya advertía que la Robbie era de lo mejor del film y prometía más o menos lo mismo para esta ocasión, lo cierto es que la rubia descubierta en El lobo de Wall Street está colosal. Su personaje por sí solo justifica el visionado de la película, con un humor delirante e histriónico que logra resumir a la perfección la esencia del personaje. ¡Y qué bien le sientan esos shorts tan cortos!
Lo de Jared Leto como Jocker es otro tema. No sé si es culpa del doblaje en español o del director, pero se me antoja otro despropósito casi tan grande como el Luthor de Eisenberg.
En fin, nueva oportunidad desperdiciada de Warner y su universo comiquero. Muchas eran las esperanzas puestas en este título y nueva desilusión que hace que ya poco me pueda esperar del próximo, turno de Wonder Woman. Copiar el estilo Marvel e momento no les está funcionando. Veremos lo que les depara el futuro. Ahora será tiempo de ver si la taquilla está en consonancia a las críticas y si este segundo varapalo trae nuevas consecuencias. Lo que parece claro es que Ayer solito no puede ser responsable del fiasco y algo tendrán que decir los directivos que anteponen sus opiniones económicas a las creativas. Esto es un negocio, sí, pero a este paso pronto van a dejar de ganar dinero.

Valoración: Cinco sobre diez.

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