miércoles, 21 de septiembre de 2016

MORGAN: Inocencia aterradora.

Apenas una semana después de aplaudir el brillante debut como director de Raúl Arévalo con Tarde para la ira, llega a las carteleras otra ópera prima. En esta ocasión, sin embargo, Luke Scott lo ha tenido mucho más fácil que el español, ya que es hijo de Ridley Scott y es papá quien le produce su primer largometraje.
Con todo, Morgan es una película pequeñita, con un presupuesto casi ridículo de ocho millones de dólares, y el primer gran mérito de Scott es que esto no se note en pantalla. Cierto es que los escenarios son escasos, pero podría haberse limitado a reducirlo todo a cuatro paredes y en lugar de eso apuesta por espacios abiertos para su desenlace final.
Morgan cuenta la historia de un grupo de científicos que logran crear a un ser artificial y de la mujer enviada por la empresa contratante para comprobar si, tras un grave incidente, este experimento debe ser clausurado o no. Morgan, una niña brillantemente interpretada por Anya Taylor-Joy (el descubrimiento de La Bruja), es un ser en busca de su propia identidad, un alma perdida que necesita saber el sentido de la existencia para saber quién es ella realmente. Así, hay reminiscencias desde al I.A. de Spielberg pasando por el propio Blade Runner de papá Ridley o incluso el Under the skin de Jonathan Glazer. Y puestos a buscar referencias, he querido ver algo también de la Calle Cloverfield, 10 de Dan Trachtenberg, por aquello del cambio narrativo que hace que casi haya dos películas en una. Incluso algo de Stephen King (o, por extensión, de la magnífica serie Stranger things) hay por aquí. Pero a lo que más se parece de verdad este film, y con quien está siendo injustamente comparado por todos, es con la magnífica Ex Machina de Alex Garland, por más que esta vaya hacia otros derroteros.
Precisamente esto último es lo que más se ha criticado, cuando para mi es la clave para que Morgan pueda tener una identidad propia diferente a Ex Machina. Cierto que la película que nos descubrió a Alicia Vikander es muy superior a esta, pero eso no significa que a partir de ahora tratar el tema de la Inteligencia Artificial deba seguir sus mismos pasos.
Con un reparto de verdadero lujo donde sobresalen como protagonistas Kate Mara y Rose Leslie, pero donde también están los estupendos Toby Jones y Paul Giamatti, Morgan es una película sobre la empatía, el amor y la maternidad, como una nueva vuelta de tuerca al mito de Frankenstein y donde los momentos de acción parecen toda una declaración de intenciones de Luke Scott por homenajear el cine de su padre y su tío (el malogrado Tony Scott). Su debut no es perfecto, pero tiene algunas escenas visualmente bellas que le auguran un buen futuro.
Así, yo soy de los que se han dejado seducir por esta niña misteriosa y su enfrentamiento interior, que la llevan a cometer actos terribles forzada por su propio destino, sin importarme que adivinara mucho antes de lo previsto el giro sorpresa, que la claustrofobia y el hacinamiento den paso a la acción pura y dura ni que a Scott se le vaya un poco la mano en las escenas de lucha.
Morgan es un buen thriller de ciencia ficción, quizá menos reflexivo de lo que podría ser, pero muy entretenido y emotivo.

Valoración: Siete sobre diez.

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