domingo, 4 de septiembre de 2016

CRIMINAL: entretenimiento puro y duro.

Ya he ha hablado mucho de la falta de originalidad que hay en el Hollywood actual. En algunos casos, como el que nos ocupa hoy, la cosa es mucho más curiosa, pues Criminal no solo tiene el mismo planteamiento que una película muy reciente como Eternal sino que es capaz de traerse aquí incluso a su actor protagonista para repetir la jugada aunque cambiando de bando.
En ambos casos el punto de partida es una tecnología capaz de traspasar los recuerdos del cerebro de un fallecido a los de un cuerpo nuevo aunque claro, la cosa no es tan sencilla y el receptor sufrirá la confrontación de sus dos identidades, luchando por sobrevivir una a la otra. Si en Eternal Ryan Reynols era el joven en cuyo cuerpo re iba a reubicar la conciencia de Ben Kingsley aquí es el marido de Blake Lively quien fallece y sus recuerdos deben trasplantarse a la mente del asesino y sociópata que interpreta Kevin Costner, que en los últimos años parece empeñado a recuperar todo el prestigio perdido.
Afortunadamente, en manos de Douglas Cook y David Weisberg, autores del guion de La Roca (posiblemente la mejor película hasta la fecha de Michael Bay), la película desemboca en un frenesí de acción y emociones que permite que lo absurdo de su planteamiento se diluya en más de dos horas de puro entretenimiento.
Con un reparto de auténtico lujo (acompañan a Costner y Reynols  Gary Oldman, Tommy Lee Jones, Jordi Mollà y Gal Gadot, aunque también aparecen en papeles menores Alice Eve, Michael Pitt, Antje Traue y los televisivos Amaury Nolasco y Colin Salmon), la película es un thriller de acción dirigido con eficacia por el israelí Ariel Vromen que con un estilo que recuerda a las producciones de Luc Besson consigue imponer un ritmo trepidante a la acción que disimula las absurdeces de un guion algo loco e irregular.
Pese a todo, quizá sea Costner el único que verdaderamente destaca interpretativamente, dando lo mejor de sí mismo consciente de que cada fracaso en taquilla es una oportunidad perdida para él. También es su personaje el que mejor evoluciona a lo largo del film lo que le permite mayor variedad de registros, cosa que el actor sabe agradecer sosteniendo por si solo la película.
Todo es muy enrevesado, muy cogido por los pelos, pero estamos ante una de esas películas que es conveniente no analizar mucho y dejarse llevar por su ritmo y sus persecuciones, tiroteos y sus momentitos de emotividad, que también los tiene. Y todo ello con una cámara muy limpia y luminosa. Es decir, todo de lo que carece una película a priori mucho más seria e interesante como se suponía que era la simplona Jason Bourne.
Criminal no inventa nada nuevo, ni tampoco lo pretende. Ni siquiera prueba a sacar partido a las decisiones médicas moralmente discutibles en las que se basa. Es un producto de lucimiento para la acción y poco más. Y con ello debería bastar.

Valoración: siete sobre diez.

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