domingo, 11 de septiembre de 2016

SIETE VIDAS, ESTE GATO ES UN PELIGRO: un vídeo de youtube de cien minutos.

Soy consciente de que todos los trabajadores del mundo hacen sus tareas a cambio de un jornal y que, como tal, cualquier trabajo es tan digno como el que más. Pero, ¿en serio necesita Kevin Spacey hacer películas como esta?
Siete vidas no es que sea una película mala de por sí. Ni buena. Simplemente es una tontería de esas que en los años ochenta proliferaban como setas en otoño y que solían estar relegadas al videoclub o a tardes de sábado lluviosas. De tal astilla tal palo, ViceversaEste cuerpo no es mío, El cambiazo… son solo algunos ejemplos en los que la mente del protagonista, por accidentes de la vida, termina atrapado en un cuerpo ajeno. Lo original ahora (y tampoco tanto) es que se trata de del cuerpo de un gato. Con esta premisa ya podemos imaginar que estamos ante una comedia familiar muy infantil que puede funcionar relativamente bien para niños pero cuyo humor se desinfla a partir de cierta edad.
No pasaría la cosa de ser una variante de los típicos telefilmes Disney con mensaje moralista de fondo si no fuese por los nombres de prestigio que esconde detrás. Junto al mencionado Spacey están también Jennifer Garner, Christopher Walken y sobretodo, y quizá sea lo más decepcionante, Barry Sonnenfeld tras las cámaras, aquel director que empezó su carrera con la brillantez y el derroche visual de La familia Adams y los Hombres de Negro y que se ha perdido gas como una gaseosa mal tapada.
Empieza la película con un muestrario de videos graciosos de gatos sacado de internet y al final eso mismo resulta ser la película, un video de cien minutos de un gato haciendo monerías al que, por lo menos, han metido una subtrama en forma de conflicto empresarial que por lo menos da un mínimo interés a aquellos que han superado la barrera de los diez años.
Con una serie de tics bastante previsibles (el padre que dedica más tiempo al trabajo que a la familia,la incomunicación matrimonial, el hijo que quiere demostrar su valía fuera de la sombra familiar…) lo mejor que se puede decir de la película es que por lo menos, no aburre. Es todo una tontería enorme, monumental, plana y totalmente falta de identidad, pero contiene algunos chistes que funcionan, al gatito está bastante bien hecho y los peques se lo pasarán en grande.
Los grandes echamos en falta que, por lo menos, los diálogos en boca de Kevin Spacey sean un poco más ingeniosos.

Valoración: Cuatro sobre diez.

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