miércoles, 18 de septiembre de 2019

QUIEN A HIERRO MATA

Paco Plaza y Jaume Balagueró son dos de los principales estandartes del cine de terror patrio, amén de buenos amigos con carreras curiosamente paralelas. Mientras que empezaron juntos con ese producto puramente alimenticio que fue OT: La película, sus primeros trabajos por separado tenían una curiosa coincidencia en su título: Mientras Plaza presentaba El segundo nombre, Balagueró triunfaba con Los sin nombre.
Luego llegaría [REC], cuyas dos primeras películas dirigirían a medias para encargarse cada uno de ellas de la tercera y el final. Y tras algún coqueteo televisivo y un retorno al terror más enfermizo (Verónica uno y Musa otro), sus dos mejores trabajos en los últimos años de nuevo se definen por una curiosa coincidencia, como cerrando el círculo de sus carreras. Esa coincidencia se llama Luis Tosar.
Si Mientras Duermes es posiblemente la obra cumbre de Balaguero, más cercana al terror psicológico que a la sangre y vísceras propias de sus historias de zombies, Quien a hierro mata va a suponer, sin duda, un antes y un después en la filmografía de Plaza. Se podría decir que también aquí se aleja el director valenciano totalmente del terror para componer una historia, con Tosar en el epicentro, que es más un drama humano que ora cosa. Y aún así, con un guion muy bien construido y su maestría para dar forma a unos personajes tan terrenales como fantasmagóricos, el resultado es más aterrador que cualquier película de muertos vivientes, hombres lobos o posesiones demoníacas.
Quien a hierro mata cuenta la historia de un enfermero atento, entregado a sus pacientes, que descubre que el nuevo interno de la residencia en la que trabaja es un famoso señor de la droga, el capo de una mafia gallega que, en cierto sentido, arruinó parte de su pasado y que el destino le ofrece en bandeja la posibilidad de cobrarse una merecida venganza.
Sin embargo, es posible que el tiempo de la venganza ya haya pasado. Mario, el protagonista al que encarna Tosar, está felizmente casado y a la espera de la llegada de su primer hijo, así que podría ser buena idea dejar las cosas como están y no remover la escoria acumulada en su pasado.
Quien a hierro mata es una historia de venganzas, el propio nombre lo indica, pero es también una película sobre elecciones. Elecciones vitales, de esas que, con un simple paso equivocado, puede poner una vida del revés. Por eso, en la película de Plaza no hay realmente buenos y malos (o no hay buenos, mejor dicho), moviéndose casi todos en unos claroscuros inciertos que nunca deja claro quien es el que posee el metafórico hierro con el que poder matar.
Quien a hierro mata se construye poco a poco, dejando que conozcamos bien a los personajes y nos encariñemos o despreciemos según sea el caso, decorando la historia con persecuciones, tiroteos y todo lo que una buena historia sobre mafiosos y drogadictos, para estallar en un giro final aterrador que deja un contundente mensaje: disfruta de tu vida al máximo, nunca sabes lo que te puede durar.
Dicen que la venganza es un plato que se sirve frío. Pero, en ocasiones, la comida fría es mejor tirarla a la basura. Lo que uno decida hacer o no es lo que diferencia esta película de un drama social televisivo de la brillante película de terror psicológico que es.
Un magnífico título que demuestra, de nuevo, todo el talento de Plaza para orquestar una función desasosegante, pero que sin duda sería mucho menos sin la presencia del que, indiscutiblemente, es el mejor actor de panorama español actual. Inmenso Luis Tosar ya sea en comedia o drama, como villano o víctima, como intrépido o acorralado. No hay límites para sus personajes, y aquí lo demuestra una vez más.

Valoración: Nueve sobre diez.

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